Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historiografía dominicana 102 la validez del procedimiento de los historiadores, al grado que incluso Eugenio María de Hostos, el más teórico de esos ensayistas, manifestó aprecio por la obra de José Gabriel García. 97 Una de las implicaciones del sesgo analítico del pensamiento liberal radicó en que sus portadores superaron la confianza optimista de los libe- rales previos. En casi todos, salvo Ulises Espaillat, su indagatoria corres- pondió al momento en que se afirmó el Estado-nación, tras el ascenso de los azules al poder. Antes primaba la convicción que el liberalismo en el poder inevitablemente abriría la puerta a la realización nacional, conclusión que tuvieron que descartar los pensadores analíticos. Ante el mantenimien- to de situaciones funestas, como el caudillismo, la dictadura, la pobreza y la ignorancia de las masas, se preguntaron qué fallaba, dónde se hallaban los determinantes para que el colectivo no ingresara en una senda de ci- vilización. Los hostosianos normalistas, que contemplaron estupefactos el resurgimiento del caos político desde 1902, al grado de que algunos de ellos se dejaron arrastrar por él, llegaron a la conclusión, en sesgo diferenciado respecto al Maestro, de que no bastaba con la panacea educativa en la que habían creído. Esos pensadores positivistas adoptaron una tónica de realismo desga- rrado que les valió el sambenito trivial de «pesimistas», atribución genera- da en la incompetencia que pretende descalificar, con una caracterización «genial», lo que se desconoce. En realidad, los hostosianos entablaron una relación angustiada con una realidad que mostraba las dificultades para que el ideal se realizase, pero ninguno de ellos abjuró de la convicción de que podrían encontrar vías de solución mediante la aplicación de la ciencia a los problemas. El realismo que los caracterizó en ningún momento conllevó la renuncia a la fe en la realización del colectivo dominicano. No dejaron de ser optimistas, aunque penetrados de un realismo que oscurecía el cúmulo previo de certezas y hacía presuponer búsquedas más complejas. La mayor parte de las respuestas que ofrecieron se dirigieron a planos antropológicos, afines con el espíritu científico con que estaban apertrecha- dos. Encontraron, a manera de tópico central, condiciones de inferioridad del colectivo dominicano, derivadas de la acumulación de factores contra- producentes del viejo régimen, hasta plasmarse en constantes dentro de su conformación. Algunos llegaron a postular, aun fuera por momentos o de forma inconsistente, fórmulas racistas acerca de los impedimentos que su- frían los dominicanos. Pocos, sin embargo, llegaron a la conclusión de que existiera un estado de inferioridad natural o consustancial y menos de que fuera insuperable. Sobre el alcance de las atribuciones de la inferioridad de
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