Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 103 los dominicanos versaron algunas de las disquisiciones características de los positivistas. Se registraron dos etapas, que tipificaron corrientes diferenciadas, aunque el deslinde no es preciso en lo temporal o lo temático. El parteaguas se produjo a raíz de la introducción de la filosofía positivista por Eugenio María de Hostos, desde fines de la década de 1870, hecha doctrina oficial en la educación por la protección que le acordó Luperón y que solo le fue retirada cerca de una déca- da después por Heureaux. Los pensadores previos no solo no se nutrieron del positivismo como nota relevante, sino que se movieron en torno a temáticas particulares para la consecución de la reforma cultural. Se distinguieron entre ellos Ulises Espaillat y Pedro F. Bonó Hostos introdujo una teoría global acerca de la sociedad y la historia que aplicó primordialmente a la realidad dominicana, vista como experimento para una empresa ambiciosa que debía comprender a las Antillas españolas y tal vez otros pueblos. Se aplicó a la educación de los dominicanos para cimen- tar un paradigma práctico que sirviera de inspiración a los pueblos vecinos y que tenía por referente el objetivo de la Confederación de las Antillas. 98 Algunos intelectuales ya reconocidos se sumaron a la acción de Hostos y acogieron en bloque su teoría, como fue el caso de los hermanos Francisco y Federico Henríquez Carvajal. Mas lo verdaderamente novedoso radicó en la conformación de un alumnado de fieles. Una parte de ellos se hicieron maes- tros normales y quedaron con la misión de transformar la enseñanza pública. De las cátedras de Hostos, adicionalmente, provino un núcleo de intelectuales que visualizaron la realidad nacional con lentes alternativos. En términos ge- nerales, la generación que se nutrió de las enseñanzas de Hostos constituyó el germen de una intelectualidad moderna, en el sentido de que se propuso una acción colectiva tendente a la transformación de la realidad. Pero muchos hicieron caso omiso o presentaron oposición furiosa a las enseñanzas, motivados sobre todo por consideraciones religiosas. La Iglesia retornó a parámetros medievales en una cruzada contra el positivismo, bajo la consigna de acusar a Hostos de ateísmo 99 y de hacer una «escuela sin Dios». 100 Desde 1900 los medios cultos se polarizaron entre positivistas y católicos dog- máticos, con una virulencia verbal poco conocida. En lo fundamental, el mayor efecto del positivismo hostosiano fue pos- terior a la segunda estadía del Maestro en el país, entre 1900 y su muerte en 1903. Los discípulos, ya con influencia gubernamental entre los partidarios de Horacio Vásquez, tenían suficiente ascendiente para repeler la embestida clerical y hacer valer el predominio del positivismo en la educación y en la opinión pública. Pocos de estos intelectuales incursionaron en la historia. Casi

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