Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 113 Pero donde desarrolló las consideraciones más sistemáticas sobre la sociedad y la historia dominicanas fue en el largo ensayo al que se ha alu- dido, publicado por primera vez en Chile, donde lo escribió. 119 En él intentó captar los determinantes del proceso histórico de su segunda patria, matizado por la pervivencia de obstáculos que continuaban impidiendo su realización. Percibió la constitución del conglomerado como producto de la coexistencia de los «caucásicos» y los «africanos». No otorgaba ese peso a la integración de los aportes demográficos externos por razones raciales, sino por percepciones sociológicas globales. En primer término, percibía a los «caucásicos» como los portadores del principio de la civilización. Al igual que los demás liberales, no podía escapar al eurocentrismo, preocupado por que los dominicanos cons- truyeran una sociedad moderna, la única con potencialidad auspiciosa. Pero no admitía inferioridad natural en los africanos, lo que extendió al conjunto de los dominicanos. Tal convicción lo llevó al grado de postular que en el país y en América se accediera a la mejor sociedad gracias a la posibilidad de evadir los males del capitalismo en los países industrializados: el pauperismo y el abismo entre desarrollo económico y moralidad. En lo fundamental, las propuestas interpretativas que desarrolla Hostos en este ensayo son exploratorias, aunque también son producto de las observaciones que hizo sobre todo en su prolongada estadía de la década de 1880. Algunas de estas tesis alcanzaron el crédito de tornarse doctrina en el acervo de los discípulos, aunque con sesgos particulares. Ubicó un trasfondo formativo en la pobreza característica del periodo colonial, que, de manera paradójica, contribuyó a conformar un colectivo con sólidos mecanismos de integración. Pese a los efectos negativos de la dominación colonial, aseveró, que lo hispánico dejó el sustrato indispensable de civilización sobre el cual se levantaban los fundamentos de la nación dominicana y sus posibilidades para el porvenir. Una ambigüedad parecida percibía en la ocupación haitiana, que contri- buyó a la liquidación de gran parte de las herencias coloniales. Fue beneficiosa en lo político, argumentó, en la medida en que implantó relaciones jurídicas modernas, liquidó la esclavitud y generó otros cambios en los derechos civiles y políticos; pero fue negativa en lo social (sociedad «civil»), al inocular dosis de barbarie de la cual eran portadores los gobernantes. Analizó con un prisma por igual crítico las luchas nacionales, en particu- lar la Restauración, concluida apenas una década antes de su primera visita al suelo dominicano. Percibió que había dado lugar a la recomposición de un esquema de poder negativo, al asumir sus protagonistas una actitud demagó- gica. Según su razonamiento, los jefes militares de la contienda reprodujeron
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