Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historiografía dominicana 116 capitalismo. 124 Al igual que todos los liberales, nunca puso en entredicho el supuesto de que, para que la nación se realizara, resultaba un prerrequisito desarrollar las fuerzas productivas del capitalismo. Lugo: entre positivismo e hispanismo De joven, Américo Lugo asistió a las cátedras de Hostos sobre Derecho Constitucional en el Instituto Profesional, antecedente de la Universidad de Santo Domingo. No fue un normalista pero sí uno de los favoritos del Maestro. Su obra inicial siguió a pie juntillas las enseñanzas recibidas. Focalizó su re- flexión en torno a las relaciones entre sociedad y Estado, en pos de contribuir a la gestación de un ordenamiento jurídico moderno. Era el caso de la denun- cia de la «centralización» como fundamento de la autocracia. 125 Llegó a la conclusión de que el pueblo dominicano aún no se había cons- tituido en nación, lo que derivó del criterio de que el poder público no pasaba de ser un seudo-Estado. Y es que el pueblo no se había organizado en entidad pública, por lo que su existencia no había desembocado en el ordenamiento nacional, expresivo de una voluntad política. 126 Buscó las explicaciones de tal escenario en las líneas maestras del pensa- miento de Hostos, que consagró en la célebre tesis para el doctorado, de 1915. En ella elaboró presupuestos desatinados acerca del origen de los dominicanos a partir de tres «razas inferiores». De un recorrido atropellado y caprichoso por el proceso histórico, llegó a la conclusión de que el Estado no se había forma- do por estar a merced del asalto continuo de las «masas». Ese estado caótico, derivado de la «inferioridad» étnica, precisaba remedios por medio de la in- migración y de una dictadura «tutelar» de la porción noble de la población –la armada con la cultura moderna–, que debería tener el propósito fundamental de educar a las masas, no el de sujetarlas. Análisis y propuestas estaban insertos en ambigüedades y absurdos irremediables. Así, no explicaba cómo podría ser superada la postulada inferioridad étnica, y tampoco cómo la porción culta podría constituirse en Estado, si su propia configuración lo estorbaba. En los años previos a la presentación de la tesis, Lugo se había tras- ladado a España y Francia, enviado por el gobierno de Ramón Cáceres, para copiar documentos relativos a la época colonial. No elaboraría textos historiográficos hasta mucho después, pero la familiarización con docu- mentos de los siglos xvi y xvii y el contacto con la vida de España debie- ron generarle dudas acerca de la propuesta positivista anti-hispánica. Sin embargo, no fue hasta la ocupación militar estadounidense de 1916 que efectuó un giro total.
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