Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 117 Poco después de iniciada esa intervención decidió retornar a la tierra natal para «trabajar por España». Concibió dotar al nacionalismo dominica- no, del cual se erigió en adalid intelectual, de un sustento histórico-cultural hispanista. Con el tiempo, redactó textos en los que abjuró de los plantea- mientos contenidos en la tesis doctoral. Este cambio de concepciones culminó en el primer editorial del semanario Patria , del cual fue director, 127 en el cual aseveró que los dominicanos constituían una nación por el hecho de ser porta- dores de la cultura española, de dignidad similar o superior a la anglosajona. Los dominicanos, por tanto, se encontraban en condición óptima para consti- tuirse en Estado soberano, por lo que debían rechazar a los ocupantes como cuestión vital de supervivencia. Desde su variante de nacionalismo culturalista, Lugo esbozó postu- ras antiimperialistas que lo acercaban a postulados a las organizaciones periféricas de la Internacional Comunista, al establecer una relación entre las corporaciones capitalistas y el imperialismo; pero, al mismo tiempo, su postura de izquierda se sustentaba en un tradicionalismo cultural de raigambre conservadora. Su actitud crítica se orientaba a la recuperación del pasado perdido, bajo la consigna de que todo era mejor a la inter- vención extranjera. Intentó formular una síntesis de esas posturas en el Programa del Partido Nacionalista, organización de la que fue promotor y primer presidente, en 1923. 128 En este documento se cuestiona el capitalis- mo imperialista, al tiempo que se aceptaba un capitalismo nacional a pe- queña escala, como recurso para la modernización, con tal de que pudiera coexistir con el pequeño labriego, en cuya subsistencia se debía basar el ordenamiento independiente. En lo fundamental, las tesis históricas de Lugo se desprendían de las ta- reas políticas auto-asignadas. Primero había que construir el Estado y luego combatir al imperialismo. Cuando se produjo la desocupación de las tropas de Estados Unidos, en 1924, los nacionalistas quedaron aislados, arropados por la recuperación de la influencia de los viejos políticos, en primer lugar Horacio Vásquez, algunos de los cuales habían colaborado subrepticiamente con los ocupantes. Ante el panorama ominoso, Lugo retornó a su postulado primigenio de que los dominicanos aún no se habían constituido en nación, aunque no abjuró del nacionalismo hispanista. Esa combinación le permitió extremar su desplazamiento hacia la izquierda. Cuando cesó la actividad política, a causa de la prohibición del semana- rio Patria por el régimen de Vásquez, se centró en los estudios históricos. De filósofo de la historia, se tornó en historiador profesional mediante el examen de los documentos que había copiado en el Archivo de Indias. Comenzó

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