Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 139 de los dos países, visualiza los hechos en forma objetiva, aunque no exenta de fascinación, lo que no era nada extraordinario en él. Con esos antecedentes sobre las relaciones domínico-haitianas, Nolasco se abocó a una refutación pormenorizada de las aseveraciones del intelec- tual haitiano. Para el dominicano resultaba elemental que el otro obedecía a una contraposición sempiterna de intereses nacionales. En contra de la aseveración del «bovarismo», Nolasco reivindica como válidas las fórmulas de la «identidad dominicana». 197 Asevera, por ejemplo, que «blanco es aquí fórmula de preservación. El negro dominicano es mentalmente blanco, y los haitianos, por fenómeno psicológico, tan pronto llegan y se adaptan a lo nues- tro, fraternizan y para ellos igualmente solo son negros los residentes más allá de la raya fronteriza». 198 Pero la respuesta más sistemática se plasmó en un escrito extraño, La exterminación añorada, escrito por un hombre culto pero autor de ese solo libro. 199 Se trató de Ángel S. del Rosario, que aceptó el desafío mediante una exacerbación del ataque a los políticos e intelectuales haitianos. Como pone de manifiesto en el título, el propósito de los jefes haitianos respecto a los dominicanos no habría sido otro que el exterminio. El recurso único para mantener la guardia frente esa aspiración descansaba en Trujillo. En su mi- nucioso comentario, Del Rosario no pasa de recorrer lugares comunes acerca de las agresiones haitianas y otros argumentos ya trillados por la ideología trujillista. L as décadas posteriores a T rujillo Con la muerte de Trujillo las condiciones experimentaron modificacio- nes sustanciales que impactaron la vida cultural. Lo más importante fue que dejó de existir cualquier instancia de control sobre la producción cultural. El cambio de sistema político se acompañó por la emergencia de una generación de intelectuales que, al igual que los trujillistas, encontraron en la historia dominicana un terreno privilegiado para la investigación. La expansión de la educación universitaria, como parte del incremento del peso relativo de los sectores sociales medios, dio lugar a una masificación sin precedentes del conocimiento de la historia. La enseñanza de la historia dominicana se generalizó en el Colegio Universitario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

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