Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Introducción geográfica 172 Es útil mencionar aquí que otras dos llanuras muy conocidas como «va- lles» no son realmente tales: el valle de Azua y el valle de Baní son en realidad llanos costeros, muy parecidos en formación a los llamados Llanos Orientales o Llanos del Este que se extienden desde el río Haina hasta cabo Engaño. La razón por la cual no son valles es que no están enteramente rodeados de montañas. Son llanuras abiertas al mar en más de la mitad de su perímetro. Lo mismo puede decirse de la llanura de Les Cayes, en el extremo suroccidental de Haití, que se abre al mar como un abanico. Algo similar ocurre con la parte más meridional de la isla, el llamado procurrente de Baoruco que se extiende desde el cabo Beata y la llanura de Oviedo, a partir del actual poblado de Juancho, hasta el poblado de Pedernales. Este territorio asciende gradualmente hacia la Sierra de Baoruco que lo limita por su parte noroccidental. Esta es una zona de suelo coralino, rocoso y seco, cubierta de bosque espinoso, cuya singular biodiversidad está protegida por el Parque Nacional Jaragua y el Parque Nacional Sierra de Baoruco. Está regada solo por un pequeño río (Pedernales) que hoy sirve de frontera meridional entre Haití y la República Dominicana. En el centro de la Sierra de Baoruco se encuentra el último de los valles conocidos y reportados en el país, el Hoyo del Pelempito, una llanura intra- montana perfecta de forma triangular, rodeada por altos acantilados rocosos formados por antiquísimos bloques coralinos que emergieron del mar hace decenas de millones de años. Otra llanura digna de mención es la Planicie del Norte que se extiende al norte de la cordillera Central, desde los manglares de Monte Cristi hasta el promontorio de Cabrera en el noroeste de la isla. Esta llanura continúa hacia el sur y se expande en la zona de Nagua. Al igual que gran parte de la Planicie del Norte, pero exceptuando el extremo occidental de esta que es más seco, el llamado «valle de Nagua» es una tierra llana y muy húmeda que recibe gran precipitación y, al igual que el valle del Yuna, su tierra ha sido aprovechada para el cultivo del arroz. Comparada con Cuba, la isla de Santo Domingo presenta una estructura orográfica bastante compleja. La mayor parte del territorio de la vecina isla es llano u ondulado con apenas dos serranías de relieve, Escambray y sierra Maestra, y una más baja, la sierra de los Órganos, en el occidente de la isla. En contraste, la mayor parte del territorio insular es montañoso. Basta con observar un mapa que muestre el relieve de esta isla para darnos cuenta de que la característica más notable del territorio es su rugosidad orográfica. Las montañas no solo son numerosas; también son altas, a diferencia de las cubanas pues allí el monte más alto es el Pico Turquino, en la Sierra
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