Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Introducción geográfica 174 En esa época el sur es más seco que el resto del país. Ello se explica porque las cordilleras atrapan la humedad de los vientos alisios del lado nordeste, esto es, del lado de barlovento, y gran parte de la humedad que traen esos vientos desde el océano Atlántico se precipita en aquellas vertientes. El patrón de lluvias cambia bastante en el verano pues el sur recibe más precipitación que el norte. Entonces, la costa norte, que va desde el promon- torio de Cabrera hasta cabo San Nicolás, recibe menos precipitación que en invierno. En el interior esos patrones se alteran según la orografía insular. Ya hemos descrito cómo la isla está cruzada longitudinalmente, de este a oeste, por varias serranías y cordilleras, siendo la más voluminosa y alta la cordillera Central que, frente al valle de Bonao, presenta un frente montañoso a los vientos alisios que han recorrido buena parte de la zona oriental de la isla casi libremente. Al chocar con las tierras altas y frías de las cordilleras, estos vientos con- densan su vapor de agua y se precipitan creando zonas de muy alta precipita- ción en Samaná, Los Haitises y, particularmente, en los valles de Bonao y Villa Altagracia, así como en las tierras al este de la sierra de Yamasá, incluyendo la zona de Monte Plata. Estas son las zonas de mayor precipitación en toda la isla, independientemente de las fluctuaciones estacionales. En el lado occidental, ocupado hoy por Haití, también llueve más en las vertientes norte y nordeste de sus montañas, siendo más secas las zonas del sur y del oeste. Este lado tiene su propia marca climática en cuanto a lluvias respecta pues como está ubicado al oeste de la isla, «detrás» de la cordillera Central, la mayor parte la humedad que llega desde el océano es condensada del lado oriental dejando a aquel territorio mucho más seco que la parte oriental. Hay, también, algunas excepciones a esta regla general, y una de ellas es la existencia de los bosques nublados que existen en las tierras más altas de toda la isla. En los bosques nublados no es necesario que llueva copiosamente para que la tierra y sus plantas reciban una cantidad considerable de agua porque el simple contacto con las neblinas (las nubes) produce una precipita- ción por contacto. Gracias a esos bosques nublados es que pueden subsistir los habitantes de algunas zonas bajas que están en las regiones más secas, pues los bosques nublados que ocupan las cúspides nubladas de las montañas reciben una gran cantidad de agua, no por lluvias, sino por condensación del vapor de agua de las nubes que entran en contacto con esos bosques. Algunos de los cursos fluviales más importantes de la isla, como los ríos Nizao, Las Cuevas y Río Grande del Medio, por ejemplo, nacen en las tierras altas y nubladas de las cordilleras.
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