Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Introducción geográfica 176 tipo de vegetación, lo cual es evidente en el llamado procurrente de Baoruco, hoy ocupado por el parque Jaragua. Los bosques lluviosos y húmedos, en cambio, dominan los frentes de sotavento de las montañas y la región nororiental de la isla. Por ello las zonas más húmedas son la península de Samaná, el valle del Bajo Yuna, los Haitises, la banda de tierra que va desde Monte Plata a Yamasá, el valle del Bonao y el valle de Villa Altagracia, con precipitaciones que varían entre los 2,500 y los 3,000 milímetros de lluvia por año. P atrones de asentamiento de la población Entre esos dos extremos ambientales (muy seco y muy húmedo) la isla presenta numerosos espacios intermedios y zonas de transición que a la lle- gada de los europeos, a finales del siglo xv , habían sido aprovechados por la población aborigen para establecer sus asentamientos. Conviene tener en cuenta que la isla de Santo Domingo –llamada Haití por los indios taínos que la habitaban– era un espacio relativamente domes- ticado cuando llegaron los primeros europeos hace 500 años. Cuando Colón desembarcó en 1492, el espacio insular había experimentado los efectos de la acción humana continua a lo largo de más de 4,000 años. En las cartas de Colón y en las crónicas españolas del siglo se hace notar que los taínos componían una sociedad que practicaba extensamente la agri- cultura de «tumba y quema» con una tecnología de coa. Los taínos cultivaban extensamente yuca, maíz, batata, maní, tabaco, ají y piña, entre otras plantas, y utilizaban técnicas de amontonamiento de la tierra en canteros especiales para facilitar su oxigenación y fertilización. En las crónicas hay indicios de que algunas de las extensas sabanas eran el resultado del fuego inducido por seres humanos. También existen noticias de que había zonas que estaban intensamente cultivadas. Al observar la in- tensidad de los cultivos, Colón comparó la zona norte de Haití con los campos agrícolas de Granada. Como se ve, los españoles no ocuparon una isla virgen y primitiva, sino todo lo contrario, una isla cuyo espacio había estado sujeto a la intervención humana durante un largo período de tiempo. A juzgar por lo que sabemos de las crónicas, debió haber nichos eco- lógicos de larga ocupación humana en los cuales la naturaleza había sido

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