Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 183 nuevo pueblo en la boca del río Haina, en 1763, pero ello no fue posible por diversas razones, pese a que en este mismo momento había en la ciudad de Santo Domingo unas 292 personas canarias en espera de ser asentadas. Una parte de las mismas fueron llevadas al año siguiente a la sabana de Baní en donde se fundó otra población con ese nombre. La última población con familias canarias, fundada en 1768, fue San Miguel de la Atalaya en el extremo más occidental de la colonia colindando casi con los establecimientos franceses. Su fundador fue don José Guzmán, a quien la Corona concedió el título de barón de aquellas tierras, y quien llegó a ser un importante exportador de ganado hacia la colonia francesa. Como se ve, el siglo xviii es un período en que las autoridades españolas intentaron recuperar el control de las tierras perdidas durante las devasta- ciones de 1605 y 1606. El resultado de esos esfuerzos fue la creación de un conjunto de aldeas que con el tiempo adquirirían cierta importancia, particu- larmente aquellas que se relacionaban comercialmente con la colonia francesa mediante la venta de ganado y la importación de manufacturas europeas. Para entonces los habitantes de la parte española habían desarrollado cierta inmunidad a las enfermedades tropicales y la población mostraba visibles signos de crecimiento. Los censos parroquiales y los conteos oficiales dan cuenta del crecimiento demográfico de la colonia a lo largo del siglo xviii , de tal manera que en 1789 los estimados señalaban una población cercana a las 125,000 personas. Para fines estadísticos esos conteos agrupaban la población como si los habitantes residieran en los pueblos y aldeas principales, pero la verdad es que detrás de esos informes había una realidad que apenas ha sido estudiada, y esta es que había mucha población dispersa en los campos aprovechando y explotando ciertos nichos ecológicos favorables a la producción de alimentos, a la crianza de ganado o a la implantación de cultivos comerciales como el tabaco y la caña de azúcar. Del siglo xviii datan los establecimientos humanos en las zonas tabacaleras de Santiago y sus alrededores para sembrar tabaco, así como de Nigua y San Cristóbal para sembrar caña. También datan de aquellos años la fundación de las aldeas de Samaná y Sabana de la Mar, y el repoblamiento de Cotuí. A finales del siglo surgió también una aldea alrededor de una ermita dedicada a Santa Ana en lo que es hoy San Francisco de Macorís, y para entonces cobraba vida, por el tabaco y el ganado, otra aldea llamada Moca en el centro del valle del Cibao, todavía llamado de la Vega Real. La tierra era abundante entonces. En 1789 la población de la parte española de la isla apenas llegaba a 125,000 personas. La mayoría estaba asentada en las aldeas mientras muchas habitaban en fundos semi-aislados como ocurría con
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