Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 185 Las políticas de fomento de la agricultura comercial ejecutadas por el gobier- no haitiano que administró la parte española de la isla durante veintidós años (1822-1844) contribuyeron a abrir nuevas tierras a la agricultura, según se puede constatar en el censo agrícola levantado en toda la isla en el año 1839. En ese censo se mencionan docenas de sitios en donde anteriormente no se practicaba la agricultura que había sido abiertos recientemente a la producción de alimentos y de un nuevo cultivo comercial, el café, así como a nuevos plantíos de tabaco. Durante la primera mitad del siglo xix el territorio dominicano también fue impactado por la expansión de la demanda internacional de maderas preciosas, particularmente de caoba ( swietenia mahagony ), y de maderas duras como el guayacán ( lignum vitae ). La parte dominicana de la isla aportó millo- nes de pies cúbicos de estas y otra maderas al mercado mundial, y para ello sus bosques fueron talados sistemáticamente. La caoba se convirtió en un importante renglón de exportaciones durante los primeros 60 años del siglo xix y su explotación se acentuó durante los 22 años en que la parte dominicana fue gobernada desde Puerto Príncipe entre 1822 y 1844. Durante este período, los cortes de caboa dominicana sirvieron para exportar un promedio de 4 millones de pies cúbicos anuales. A partir de la independencia, en 1844, y durante los 30 años siguientes, los cortes de caoba continuaron, aunque cada vez más alejados de los cauces de los ríos o de los centros poblados más importantes. Los documentos del siglo xix muestran que los cortes de caoba que se iniciaron en las cuencas de los ríos del sur de la isla, luego se movieron al norte y más adelante al oeste. Todavía en 1870 y 1880 había empresarios que estaban abriendo nuevos cor- tes de caoba en el norte y noroeste de la República. Además de la caoba, otros empresarios cortaban y exportaban guaya- cán y campeche. Monte Cristi, por ejemplo, funcionó en la segunda mitad del siglo xix como un importante centro maderero en donde operaban varias compañías explotadoras de los extensos bosques de campeche de la cuenca del río Yaque del Norte. La cuenca del Yuna también fue colonizada por ex- plotadores de madera en la misma época. La escasa población de la parte dominicana y su concentración en las tierras llanas del país favorecieron la preservación de los suelos en las zo- nas madereras durante el siglo xix pues solamente muy pocos individuos se quedaban viviendo en las áreas deforestadas y estas eran subsecuentemente cubiertas de vegetación y bosque secundario poco tiempo después. Las tierras llanas, en cambio, sí estuvieron sujetas a un intenso proceso de cultivo, parti- cularmente en las zonas tabacaleras inmediatamente al oeste de Santiago y en las zonas productoras de alimentos en el Cibao Central.
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