Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 189 Higüey, El Seibo, La Romana y Barahona, además de Santo Domingo, la capital de la República. Todos los demás asentamientos eran pequeñas aglo- meraciones de viviendas, casi siempre chozas de tablas de palma, tejamaní o yaguas, techadas de yagua u hojas de cana y muy raramente con zinc. En lugares muy remotos de las cordilleras, como Constanza, en donde no había palmas reales ni palmas canas, y no había caminos que facilitaran la subida de hojas de zinc, los techos eran de tablitas extraídas del corazón de pinos viejos, dicho de otra manera, tejas de cuaba. Este fue el patrón de asentamiento dominante hasta después de la segun- da mitad del siglo xx , aunque para entonces muchas cosas empezaban a cam- biar debido a la construcción de carreteras durante y después de la ocupación militar estadounidense, particularmente durante la Era de Trujillo. Existen estudios que muestran la aparición de muchos pueblos nuevos durante ese período que abarcó los años 1930 a 1961. Los pueblos que más rá- pidamente crecieron entonces fueron aquellos en donde Trujillo construyó in- dustrias o en donde se abrieron nuevas tierras para la producción de alimentos. Ejemplos de estos pueblos que luego se convirtieron en ciudades son la capital de la República, San Cristóbal y Villa Altagracia (centros industriales), y Mao, Nagua y La Vega (pueblos arroceros), San Juan de la Maguana (habi- chuelas y ganado), Constanza (vegetales), Moca, Salcedo y San Francisco de Macorís (plátano, víveres, ganado, leche y cacao), Barahona (café y azúcar), La Romana (azúcar y ganado). Tanto el gobierno de Trujillo como los gobiernos posteriores invirtieron muchos recursos en la construcción de vías de comunicación para entrelazar estos pueblos y conectarlos con los puertos del país y con la capital de la República, y expandieron la red de canales de riego para favorecer la produc- ción de alimentos para el mercado interno. El resultado de esa evolución fue un visible cambio en el paisaje rural dominicano pues en donde antes había aldeas, ahora surgían pequeñas ciu- dades, y en donde antes no había nada, tal vez un cruce de caminos o un canal de riego, surgieron aldeas que a su vez terminaron en convertirse en pueblos. Ejemplos: Navarrete, Guayacanes y Guayubín, en la Línea Noroeste, o los pueblos fronterizos de Dajabón, Loma de Cabrera, Restauración, Pedro Santana, Bánica, Elías Piña, Duvergé y Jimaní. También podemos señalar algunos pueblos demontaña que dejaron de ser aldeas y caseríos para convertirse en pequeñas ciudades como Constanza (ya mencionada), Jarabacoa, San José de las Matas, Monción, Santiago Rodríguez y San José de Ocoa. O bateyes azucareros que se volvieron «ciudades» como Bajabonico, hoy Imbert, Consuelo, Yaguate, Villa Altagracia y Esperanza.
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