Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 197 y Haití, sitios como Río Pedernales y Barrera Mordán, en Pedernales y Azua, respectivamente, presentan fechados de 2600 antes de Cristo, 18 mientras que en territorio haitiano las fechas son más dilatadas y extensas, partiendo del 5000 antes de Cristo. Los lugares más tempranos de este tipo de poblador arcaico se ubican en la isla de Trinidad, frente a la costa venezolana, en el sitio denominado Banwari-Trace, en donde se tienen 9 fechados radiocarbónicos que van desde el 5500 al 3500 antes de Cristo. 19 Estas fechas, realizadas en conocidos laboratorios químico-físicos inter- nacionales, revelan que las Antillas fueron pobladas inicialmente por nave- gantes que remontaron las islas milenios antes de que aparecieran los pri- meros agricultores, y aun los taínos, última expresión cultural de los grupos prehistóricos de las Antillas Mayores. Hacia 1973, arqueólogos del Museo del Hombre Dominicano comenza- mos a notar las variedades de las ocupaciones arcaicas. Detectamos numerosos lugares, comprobando que Santo Domingo era tan rica como Cuba en sitios «arcaicos». Comprobamos también que lo que se denominaba «ciboney» era realmente un conjunto de grupos humanos que habían vivido –muchos de ellos– separados en el tiempo, incluso alejados por cientos de años. Vimos que no todos los grupos tenían el mismo instrumental, y que no todos se enfren- taban al medio ambiente de similar manera. Comprobamos entonces que el vocablo «ciboney» era errático si se pretendía aplicarlo a toda la presencia de grupos arcaicos en las Antillas. El vocablo «ciboney» tenía una connotación etnológica, lo mismo que el «guanahatabey» con el que los cronistas denominaron un poblador de rasgos arcaicos que habitaba el oeste de la isla Española y el occidente de Cuba. Estos vocablos nos permitían reconocer que había, hasta el momento mismo del con- tacto con el europeo, grupos que no conocían la agricultura, pero asimilar esos grupos bajo un mismo criterio cultural y económico, con habitantes que vivieron en las islas miles de años antes, podía resultar errado. Era preferible, entonces, es- tudiar arqueológicamente los residuarios, ver los instrumentales y establecer las diferencias de estos grupos desde el momento mismo en que llegaron a las islas. Pero antes de ello debíamos buscar las características comunes de estos habitantes. La principal característica común era que desconocían la agricul- tura; otras eran las siguientes: su vida estaba muy ligada a la recolección ma- rina; sus asentamientos eran estacionales; desconocían el uso de la cerámica; se trataba de grupos humanos pequeños –posiblemente bandas de 30 a 100 personas como máximo–, sus residuarios eran a la vez sitios de habitación, y en algunos casos cementerios; su desarrollo artístico se reducía –no en todos

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