Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 221 Los primeros agricultores antillanos procedían del sistema de selva tropi- cal orinoco-amazónico. En Venezuela estos grupos ya tribales se adaptaron a las zonas costeras y mejoraron profundamente sus técnicas de supervivencia. La navegación en ríos caudalosos y caños los preparó para la navegación ma- rina posterior. Las familias se organizaron en territorios en donde era posible hacer de la vida fluvial y marina, a la vez, espacio para la supervivencia. La yuca amarga o mandioca, posiblemente procesada en forma de casabe por vez primera en el norte de Colombia, según los trabajos de Carlos Angulo, fue el más importante elemento dietético dentro del conjunto de raíces y tubérculos que caracterizan la agricultura de la selva tropical. La transformación de la yuca amarga en casabe constituyó posiblemente desde el 2000 antes de Cristo, en Malambo, Ritinet y otros lugares del norte colombiano el elemento fun- damental que caracterizó la vida de estas sociedades selváticas, por cuanto como cultivo principal influenció notablemente el patrón de asentamiento y el proceso de la vida cotidiana en general. L os modelos y cultivos de la selva Los cultivos de la selva y el sistema de cultivo basado en la deforestación, la quema del bosque y la siembra sobre lechos de ceniza pasaron desde el mismo 400 o antes de Cristo a las Antillas. El sistema, denominado como cultivo de roza o swidden , comporta una traslación cada diez, doce años o antes, según se agotan las condiciones del suelo. Por tales razones en amplios terri- torios como los selváticos, los grupos familiares terminaban abandonando los lugares de cultivo –a los que retornaban solo para cosechar frutales– y que- maban otras áreas para siembras totalmente nuevas. Cuando se producía este nuevo proceso, la sociedad se dividía debido al crecimiento demográfico, y por tanto, en un proceso de fragmentación, hacía lo mismo cada vez, abarcan- do espacios inmensos los cuales constituían pueblos con parentesco común, con costumbres similares y con identidad suficiente como para considerarse miembros de un mismo clan. Las sociedades así establecidas fueron deno- minadas como «segmentarias» o «de linaje», como las define E. Terray. Estas sociedades, al mantener vigentes sus sistemas de creencias, poseían objetos que se repetían con variantes mínimas, pero visibles, en sus decoraciones, su arte, su alfarería, su manera de controlar la naturaleza.
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