Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Los taínos y otras culturas neolíticas 228 que comerse la carne, ciertos órganos o la ceniza de un enemigo o un familiar, supone un trasiego de poderes del muerto al vivo. L as sociedades taínas Aunque muchos autores engloban las sociedades antillanas bajo el con- cepto de taíno, nosotros hemos planteado una posición que siguen algunos investigadores, y que refiere al «tainato» o la sociedad taína a una relación con el alto desarrollo de la cultura ligada a la alfarería de estilo «Boca Chica». Elementos de tipo chicoide son los que relacionamos con la sociedad taína. La influencia taína fue importante al punto de que ya en el siglo ix , los taínos ocu- paron parte de las Lucayas o Bahamas, y partiendo de un centro de dispersión como el sur de la isla de Santo Domingo ocuparon la isla Mona y parte de la isla de Puerto Rico en una especie de retorno a los orígenes previos. Cuando los primeros europeos llegan al arco antillano se encuentran con una sociedad sobresaliente, que domina por su desarrollo cultural el ámbito en el que participan otras sociedades no taínas, como por ejemplo la de los macorijes y ciguayos, y caribes. Los taínos fueron, sin dudas, una sociedad cacical. Cassá la ha definido claramente en sus trabajos, y lo mismo Samuel Wilson. Las crónicas y la arqueología parecen coincidir en que existía una concentración de poder en una o varias personas. En el caso del cacique, tenía características de gobernante, jefe religioso, líder guerrero y personaje de un alto prestigio social. No todos los segmentos de la sociedad taína tenían un mismo desarrollo, puesto que la arqueología demuestra la existencia de so- ciedades que se dedicaron a actividades semi-especializadas, como la pesca de modo exclusivo en el caso del sitio La Unión, costa norte de la República Dominicana, en donde un cementerio indígena muestra esqueletos con nu- merosos restos de caracoles marinos como ofrendas, y numerosas pesas de redes formando parte del ajuar del lugar de habitación. En Anadel, provin- cia de Samaná, también en la República Dominicana, se recolectaron cente- nares de pesas para redes de pesca en un área de pocos metros cuadrados. Otros segmentos sociales usaron de la recolección intensiva como elemento fundamental de su economía, como aconteció en el sitio de El Soco, costa este de la República Dominicana, en donde la vida cotidiana se desarrolló al borde del manglar, en la desembocadura del río, y la gente fue abandonan- do el cultivo de yuca por el uso de otra planta silvestre llamada «guáyiga»
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