Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 235 J uegos y areítos La sociedad taína, debido a su desconocimiento de la escritura, usó de los elementos pnemotécnicos para mantener vigente su historia. La mayor cifra que el aborigen podía manejar era el número de sus dedos de manos y pies. La apuesta estuvo presente en sus juegos, y el fenómeno llamado «areíto», que es fiesta, recuerdo, baile, música y forma ritual, donde a veces entraba la apuesta, no era otra cosa que un sistema de recordación tribal en el cual se pasaba de generación en generación la historia de la comunidad, así como experiencias y conocimientos de la vida cotidiana. Los areítos eran celebrados generalmente en las plazas centrales de los poblados. Participaban en ellos hombres y mujeres. El uso de bebidas espiritosas y estimulantes daba como resultado festines de varios días, como acontecía en la selva amazónica y acontece en varios lugares de la cuenca del río Orinoco actual. Un juego importante entre los taínos fue el de la pelota o batey , celebrado igualmente en la plaza fundamental del poblado, con presencia del cacique y basado en el golpeo de una pelota de resina de árboles con la misma caracte- rística del caucho. Posiblemente el árbol sea el llamado cupey (Clausea rosea). La bola era golpeada con las rodillas, los hombros, los antebrazos, los muslos, la espalda, pero jamás con las manos, y el equipo perdedor era el que dejara rodar la bola sin alcanzar a mantenerla en el aire. El batey era un juego ritual. En él se apostaban desde objetos de uso hasta productos. Se recuerda que cuando Diego Méndez fue enviado por Colón, náufrago, desde Jamaica a la Isla Española con la idea de avisar que el Almirante estaba encallado allí, indios del extremo de la isla lo captura- ron y lo rifaron en un juego de pelota. Luego fue liberado y pudo hacer el viaje en canoa desde Jamaica a la Española acompañado de remeros taínos jamaiquinos. Hernando Colón, en la biografía de su padre Cristóbal Colón, habla igualmente de un juego indígena presentándole a Bartolomé Colón, en el que los indios se disparaban con lanzas como el juego de cañas en Castilla, y en el que algunos resultaron muertos y mal heridos, y los hubiera mucho más si, según el cronista, los propios hispanos no detienen el juego.
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