Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 245 convertirlos sin dificultad a la fe cristiana. Se ofrecía la ocasión óptima tan- to de extender el evangelio como de enriquecer el reino con los infinitos tesoros del Asia extrema. Inmediatamente, los monarcas confirmaron al Almirante sus privilegios, pactados en las Capitulaciones de Santa Fe (abril de 1492), y le encargaron que preparase con urgencia una nueva expedición. Ellos, por su parte, comenzaron la imprescindible labor diplomática. Tras ordenar la impresión de la carta anunciando el Descubrimiento, uno de los primeros best-sellers de la Historia, en la que se proclamaba urbi et orbi que unas naves castellanas, bajo el mando de Cristóbal Colón, habían llegado a « unas islas hacia la India » , se percataron de la necesidad de conseguir un documento pontificio que neutralizara las posibles pretensiones de don Juan II de Portugal a la posesión de esos territorios. 6 El 3 de mayo, Alejandro VI concedió a los Reyes españoles la bula Inter coetera I , por la que les donó los territorios recién descubiertos sin establecer un límite preciso. Era ne- cesaria más concreción, y la eficaz diplomacia de los católicos no tardó en obtener el documento deseado: el 25 de junio el papa dictó la bula Piis Fidelium , dirigida al mínimo fray Bernardo Boil, por la que se le encargaba la evangelización de las nuevas tierras, y el 28 expidió la Inter coetera II. La nueva bula marcaba la ruta al Poniente ( versus Indos ), que evitaba la ruta del Levante portugués ( usque ad Indos ), y señalaba una nueva línea de partición del Atlántico –a cien leguas de las islas de los Azores– que delimitaba el ámbito en el que las naves castellanas podían descubrir y ocupar. Las capitulaciones de 1492 otorgaban al genovés la décima parte de todo lo que rentasen la Indias y el derecho a poner la octava parte de todas las mercaderías que se enviasen a las nuevas tierras. Así se estableció un mono- polio Corona-Colón en el que el Almirante impuso como su socio al florentino Juanoto Berardi, como ya hiciera al preparar su viaje de descubrimiento. I. L os primeros años del virreinato colombino (1493-1496) El segundo viaje: errores de planteamiento Como era costumbre en aquellos tiempos, 7 la organización de la flota quedó encomendada a dos personas: una fue don Juan Rodríguez de Fonseca, deán de Sevilla y sobrino del poderoso arzobispo, como experto en finanzas y hombre de confianza de los Reyes; la otra, el propio don Cristóbal, más
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