Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 247 campiñas de Bargi. 17 En verdad, todo un impresionante alarde de eficiencia y poderío por parte de los Reyes Católicos. Sin embargo, por necesidad, codicia o picardía no pocos hombres dijeron ser maestros de oficios que estaban muy lejos de conocer. Famoso es desde antiguo el enfrentamiento que tuvo Colón con el sevillano Hormicedo, «que había ido por maestro para conocer e apurar el oro, el cual hacía escarnio del oro»; 18 la feroz inquina del virrey lo persiguió hasta que los Reyes Católicos se vieron obligados a intervenir, ordenando que se le permitiera regresar a España. Ahora se ha rescatado el testimonio del propio Colón, en el que acusa de impericia no ya a Hormicedo, sino que lanza incluso un anatema general contra los artesanos sin distinción: «Todos los oficiales que acá han venido…, allende de ser malos maestros, no se puede con ellos que hagan cosa… Vino hombre por carpintero que no conocía la hacha. Bernaldo de Pisa pusomuchos de estos oficiales o mozos de espuelas por carpinteros y otros por marineros y a otros por lombarderos». Tales quejas profería lastimero el Almirante el 15 de octubre de 1495, 19 cuando las cosas se habían torcido. Pasemos a otro punto: el variopinto pelaje de los colonizadores. Entre ellos destacan inmediatamente los extranjeros: los aserradores Navidad Bretón y probablemente García Francés; el marinero Bernaldo Gascón; el lombardero Peti Juan de Lila; el marinero Juan Griego y los grumetes Lucas de Grecia y Pedro Griego. De Flandes procedía con toda verosimilitud el concuñado de Cristóbal Colón, Miguel Muliart, casado con la portuguesa Briolanja Moniz. De Francia y Borgoña vinieron dos franciscanos. Es de suponer, por tanto, que no pocos de estos extranjeros apenas chapurreasen el castellano. Juan Tisin se expresaba mal en la lengua que hablaba la mayoría de los expedicionarios; es probable que lo mismo le ocurriese a Juan de la Duela. Por muy seráficos que fuesen los religiosos, ¿cómo iban a evangelizar a unos indios que no conocían ni de vista y cuya lengua no hablaban? ¿Cómo podrían predicar a unos cris- tianos con los que a duras penas se entendían? A esta dificultad se añadió otra. El segundo viaje colombino fue real- mente una empresa nacional española, en el sentido de que participaron en él naturales de todos los reinos de España. Bartolomé de las Casas nos ha dado algunos nombres que nos indican la dispersión geográfica de las ciudades natales de los pasajeros: Vinieron en aquel viaje, también de Sevilla, Alonso Pérez Martel y Francisco de Zúñiga, hermano del tesorero [Luis de] Medina, que se metió fraile de San Francisco; Alonso Ortiz, Francisco de Villalobos, Per Afán de Ribera, hermano de [Gonzalo] Mariño; 20 Melchior

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