Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 257 tardanza a España. 79 Fracasada la intentona de hacer «comunidad», sus ami- gos –el alcalde Juan de Luján, un miembro del Consejo, y el escribano Salinas– intentaron después, a instancias del contador, hacer una pesquisa contra el Almirante, que escondieron con poca previsión en una boya. Encontrado el escrito, su rebeldía recibió un durísimo castigo: el primero fue degollado por traidor y –cargo más infamante todavía- sodomita y el segundo ahorcado. Aunque Las Casas no alcanzó a ver los papeles del juicio –que tal vez no existieran–, justificó en su Historia la validez del proceso, así como defendió la buena fama del Almirante, culpado de ser excesivamente riguroso con sus hombres. Por su parte, Colón imputó a Pisa de corrupción en una carta a los Reyes, como hemos visto, acusándolo de colocar a los hombres en puestos para los que no estaban capacitados, bien para robarles, bien para impedir que prosperase la colonia. 80 Poco después vino un nuevo escándalo. Hacía tiempo que fray Boil, con- denado a la inacción misional, se sentía incómodo y molesto: se rebullía en su fuero interno al menos desde enero de 1494, atado de pies y manos por la falta de intérpretes –el único que había, Diego, se lo había llevado el Almirante en su viaje al Asia–. No se conserva, desgraciadamente, la carta que envió el mí- nimo con Torres a los Reyes, aunque por la respuesta de estos, escrita el 16 de agosto de 1494 81 y de la que fue portador otra vez el mismo Torres, se puede entrever su contenido. Don Fernando y doña Isabel agradecen al mínimo sus desvelos, se alegran de las noticias que les narraba en su carta y le ruegan que permanezca en la isla pese a no disponer de un truchimán para evangelizar a los indígenas. En efecto, en manera alguna los Reyes le autorizan a retornar, salvo si se sintiese enfermo: en tal caso le piden que dejase a otro religioso en su lugar. 82 El relevo: eso era lo que había pedido el monje, desesperado. En abril de 1494 aún no se había producido la ruptura total del fraile con el Almirante. Sin embargo, poco después fray Boil se opuso frontalmente a Colón, recriminándole «los castigos que en los hombres hacía, o porque apretaba más la mano en el repartimiento de los bastimentos [...] o porque a él y a sus criados no daba mayores raciones como se las pedía». 83 La reacción de Colón no se hizo esperar y, como refiere Gonzalo Fernández de Oviedo, 84 in- mediatamente mandó reducir aún más las ya escasas raciones de los monjes, quienes, en represalias se negaron a administrarle los sacramentos: un bonito cruce de andanadas temporales y espirituales. La atmósfera en la Isabela no podía ser más tensa: de los cinco miembros del Consejo, dos habían mostrado sus abiertas discrepancias con la política seguida hasta entonces, y uno de ellos –Luján– había sido castigado, de ma- nera infamante, con la pena capital. Otro, el bachiller Gallego, se negó a firmar
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