Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
La conquista y la implantación de los españoles 260 El despacho de flotas. Muerte de Juanoto Berardi No fue Colón el único en pedir refuerzos y suministros. Los navegantes que regresaron con Torres a la Península también debieron de referir las es- trecheces de todo tipo que sufrían los colonos. Los monarcas atendieron al punto la solicitud del Almirante: «En cuanto a las cosas que nos enviaste por memorial que se proveyesen y enviasen de acá, todas las mandamos proveer, como del dicho Torres sabréis y veréis por lo que él lleva». Es de suponer, por ende, que se preparase el despacho de bizcocho, trigo, tocino, cecina, así como de corderos, becerros, asnos, yeguas y, para los dolientes, de pasas, azúcar, almendras, miel y arroz: lo que el Almirante había pedido. 98 La familia Colón también hizo sus planes. A comienzos de 1494 Bartolomé Colón llegó a toda prisa a España con la intención de reunirse con su hermano en las Indias. Ya en Sevilla entró en contacto de inmediato con Berardi y juntos prepararon su viaje a la Española, que don Bartolomé hizo, como hemos visto, en julio de 1494. Ambos estudiaron con esmero la secuencia temporal en que se habían de despachar las naves de suministros y prepararon el futuro de la compañía comercial. 99 En estas primeras y últimas conversaciones que mantu- vieron, ya que Bartolomé no regresaría a España hasta 1500, cuando ya había fallecido el florentino, debieron de fijarse las condiciones económicas por las que los hermanos enviarían a Juanoto, pocos meses más tarde, un nutrido con- tingente de esclavos que, en nombre del florentino entonces ausente de Sevilla, recibió su factor Américo Vespucio. La llegada a Sevilla de la tercera flota –siempre al mando de Antonio de Torres– y la urgente necesidad de avituallar a la colonia obligaron a la corona a programar el despacho de un buen número de navíos. Para ello firmaron un importante asiento con Juanoto Berardi, que había hecho un riguroso estudio para abastecer a los españoles: 100 en ese informe planteó por primera vez los problemas acuciantes de la colonia, no sin defender, de paso, sus propios intereses comerciales. Proponía el florentino un monopolio para que fuese la sociedad Colón-Berardi la que suministrase en exclusiva el flete de todas las naves, comprometiéndose en bajar en 1,000 maravedíes por tonelada el flete propuesto por cualquier competidor. Por este contrato, firmado en abril de 1495, se estipuló el envío sucesivo de doce carabelas a las Indias, que partirían en tres grupos de cuatro y que saldrían en los meses de abril, junio y septiem- bre, con un aviso previo de quince días. Tal vez porque los gastos del apresto de la segunda flota superasen las pre- visiones de Berardi o, simplemente, porque erró en sus cálculos, el hecho es que no logró tener preparadas las naves a tiempo, viéndose los Reyes obligados a
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