Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 269 Çibao», se levantó de tapia y almenada 161 la fortaleza de Santa María de la Concepción, con una fuente en el patio, como en prueba definitiva de la voluntad de permanencia de los españoles en la isla. Después se procedió a explorar la tierra y a imponer una capitación a los naturales, que fueron sometidos a un rudimentario censo. Mientras tanto Ojeda, en un audaz golpe de mano, él solo con nueve cristianos prendió a Caonabo gracias a un ardid semejante al propuesto por Colón: encadenándolo, como si de un presente se tratara, con grillos de hierro muy bruñido –« turey [don celeste] de Vizcaya»– de los que el indio, cuando quiso darse cuenta, no pudo librarse. 162 Contra todo lo esperado, la prisión del reyezuelo provocó el primer levantamiento serio de los indígenas en la Maguana, la vega donde vivía el cacique. Mientras el Almirante se encontraba en La Concepción, el hermano de Caonabo llegó a cercar a Ojeda ordenando a sus hombres en cinco batallones. Fue vano su heroico empeño: la caballe- ría y las tropas enviadas por Bartolomé Colón dieron la victoria final a los españoles sobre 2,000 (C. Colón), 5,000 (Pedro Mártir), 7,000 (G. Fernández de Oviedo) o 100,000 indios (Las Casas), que se refugiaron en las sierras. 163 El propio Almirante creyó necesario hacer acto de presencia en la Maguana para asegurar el triunfo, congregando en ese lugar todas sus fuerzas: allí se hallaba todavía el 15 de octubre de 1495, fecha de una de sus cartas a los Reyes. En cuanto a Caonabo, permaneció encadenado para público escarmiento a la entrada de la casa del Almirante en la Isabela, hasta que le tocó el turno de ser embarcado para la Península. La estrategia colombina. Asentamientos y fortines Es hora de examinar en su conjunto el plan que siguió Colón al construir un rosario de fortalezas, nada menos que siete, en los territorios de los caci- cazgos a fin de controlar a la población indígena. La primera fue la de Santo Tomás , como hemos visto. A nueve leguas de Santo Tomás , a medio camino de la Isabela y a tres o cuatro leguas de las minas de oro –que más tarde se llamarían de San Cristóbal– se construyó en 1495 La Concepción, de la que fue alcaide primero Juan de Ayala y después Miguel Ballester; 164 poco después levantó la Magdalena en la Vega Real, controlando el paso del Yaque, en la que puso por alcaide a Luis de Arriaga y, más tarde, a Diego de Escobar. A estos fortines siguieron el de Santa Catalina, del que fue alcaide Fernando Navarro, natural de Logroño; el de la Esperanza , en la ribera del Yaque de la parte de Cibao, y un postrero en la provincia del Bonao en la ribera del Yuna, que no alcanzó a ver Las Casas. 165

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