Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 27 que emergieran enfoques distintos, pero en lo fundamental estos no se ma- nifestaban después de 1930 a causa del entorno autocrático. Hubo, pues, que esperar a que comenzara a aparecer una nueva generación de historiadores, lo que advino en la segunda mitad de la década de 1960. Pero los plazos todavía han sido demasiado cortos. En menos de medio siglo no se han podido compensar los rezagos de la historiografía en el país, a lo que se suman las limitaciones de las corrientes actuales, sea en aspectos metodológicos o en la capacidad de abarcar necesidades en temas o enfoques. Se ha dicho que, en lo fundamental, como es plausible, esta colección resume el estado del arte de la disciplina, producto principalmente de las ela- boraciones de dominicanos y extranjeros en las décadas recientes. Sin duda, el panorama historiográfico se ha modificado con perspectivas temáticas y me- todológicas. De otra manera, esta «Historia general» hubiera sido imposible. Ha aparecido toda una literatura acerca de áreas novedosas y, de la misma manera, ha continuado la edición de fuentes y se ha facilitado el acceso a las inéditas. La cuantía de la literatura se ha multiplicado por muchas veces y se ha actualizado en relación a la marcha de la historiografía del mundo occiden- tal. Pero, al mismo tiempo, no se superan determinadas facetas preexistentes. Aunque se han emprendido estudios de historia económica y social y se han abierto campo nuevas temáticas, en cierta manera continúa la prioridad de los procesos políticos del siglo xix , aunque ahora se efectúe desde supues- tos distintos. En general, la historiografía reciente ha seguido siendo tributa- ria de la tradicional en el material empírico utilizado. Sin duda han surgido áreas novedosas, pero no se ha alterado de raíz todo el panorama temático. En definitiva, no se han emprendido todavía estudios acerca de numerosas áreas que resultan de una actualización metodológica acorde con las necesidades macro-sociales. Un balance resaltaría que se han efectuado investigaciones acerca de relaciones económicas y sociales, de aspectos de la cultura y las instituciones y poco más. Quedan por trabajar múltiples áreas micro en la vida cotidiana, las mentalidades, las relaciones sociales, la vida social de la mujer o la cultura popular y de élites. Lo mismo es aplicable a la dimensión temporal. Por ejemplo, procesos y problemas fundamentales durante la colonia esperan los aportes corres- pondientes. El mismo siglo xx sigue pendiente del abordaje de aspectos de primera importancia. En particular, muy poco se ha investigado, en el prisma de la historia social, de lo ocurrido después de 1966 o 1978, expresión de la común renuencia de los historiadores a relacionarse con su propio tiempo. De igual manera, no es raro que los intentos académicos a menudo no logren los alcances conceptuales y empíricos requeridos. Algunas lagunas se han
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