Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 323 isla, concentrado en su persona. Este grupo de administradores costaba a las arcas reales la considerable cifra de 1,700,000 maravedíes anuales. Uno de sus grandes méritos fue su buen tino a la hora de elegir a los administradores. Muchos de ellos jugarían un papel destacado no solo en la colonización de la Española sino en el resto de las Antillas Mayores así como en Nueva España y Perú. 24 Los cargos que se proveyeron para la primera ad- ministración indiana fueron los siguientes: el factor, el contador, el tesorero, el veedor, el escribano mayor de minas, el alguacil mayor y los dos alcaldes ma- yores de la isla. Todos estos oficios estaban sometidos a su supervisión hasta el punto que tenía el privilegio de sancionar y refrendar todos los libramien- tos que expidieran el factor y el tesorero, facultad que como tantas otras no disfrutaron sus sucesores en el cargo. El puesto de factor lo desempeñó desde 1502 Hernando de Monroy que debió fallecer en 1505, momento en el que fue sustituido por Luis de Lizarazo. La tesorería estuvo ocupada por Cristóbal de Santa Clara quien, tras desfalcar a la hacienda pública, fue relevado por Martín de Gamboa. La contaduría la ocupó Cristóbal de Cuéllar, mientras que el oficio de veedor lo ostentó hasta 1506 Diego Márquez y, desde este año, Cristóbal de Tapia. Finalmente, los puestos de alcalde mayor estuvieron ocupados por las siguientes personas: el de Santo Domingo por Alonso de Maldonado, mientras que el de Concepción de la Vega y su partido, por Lucas Vázquez de Ayllón entre 1504 y 1507 y, a partir de este último año, por Juan Carrillo. Fue la primera administración del Nuevo Mundo. Pero la nómina de asalariados de la primera burocracia indiana era más amplia: había un médico, un boticario, un cirujano, un artillero, el maestro mayor de obras, varios albañiles y canteros, carpinteros, capataces de indios así como una quincena de clérigos. 25 Además, había otros asalariados cuyo fin era asistir al propio gobernador; concretamente su mayordomo Diego López Saucedo y su criado, el enigmático Francisco de Lizáur. Todos ellos fueron ampliamente recompensados. De hecho, en el pleito Ovando-Tapia, el testigo Pedro Camacho declaró que los oficiales, mozos, sirvientes y cocineros del Comendador Mayor tenían grandes encomiendas y eran ricos mientras que otros vecinos, algunos incluso casados, estaban totalmente desposeídos de bienes e indios. 26 No cabe duda que esta política de recompensar con enco- miendas y tierras a sus amigos, allegados, parientes y colaboradores le sirvió para fidelizarlos políticamente y controlar todos los confines de la isla. A estos funcionarios se sumarían, desde el 5 de octubre de 1511, los jue- ces de apelación de la isla: Marcelo de Villalobos, Lucas Vázquez de Ayllón y el licenciado Juan Ortiz de Matienzo. Ellos conformaron el germen de la primera Audiencia de Santo Domingo, con jurisdicción sobre todas las Indias

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