Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

La consolidación de la colonia 324 conocidas. 27 Posteriormente, recibirían salario también varios protomédicos, como el doctor Parra, o cirujanos como Gonzalo de Vellosa. L a organización y el control de los cabildos La introducciónde los cabildos en la isla se iniciópor elAlmiranteCristóbal Colón, quien se preservó, con autorización real, la elección de los regidores. 28 Sin embargo, el Comendador Mayor amplió enormemente el número de vi- llas, y por tanto el de cabildos, afianzando sus prerrogativas. A pesar de sus excepcionales poderes, lo cierto es que fue su control sobre los cabildos lo que posibilitó que su autoridad llegase a los más recónditos rincones de la isla. Lo primero que hizo, tras pacificar el territorio rebelde, fue establecer todo un entramado de villas, ubicadas en los territorios conflictivos y también en las cercanías de los grandes yacimientos auríferos: La Buenaventura, Bonao, Cotuí, Santiago, la Vega, Azua y San Juan de la Maguana. Otras villas fueron fundadas por delegación suya, como Verapaz, Yáquimo, La Sabana, Puerto Plata, Lares de Guahaba, Higüey, Puerto Real y Santa Cruz de Icayagua. 29 Inmediatamente después organizó un sistema de elección de alcaldes y regidores muy favorable que le permitió colocar a su antojo a un grupo de personas de su confianza –en su mayor parte extremeños– al frente de las distintas villas de la isla. Concretamente, los cargos salientes debían confec- cionar una lista de dos escribanos, cuatro alcaldes y ocho regidores para que el Comendador Mayor eligiese un escribano, dos alcaldes y cuatro regidores que serían los que formarían el gobierno municipal. Una vez seleccionados por él, la lista era enviada a Castilla para que la Corona los confirmase. Todos los cargos eran pues cadañeros, impidiendo que las familias se perpetuasen en el poder más allá de la voluntad del gobernador. Lógicamente se trató de un sistema que le otorgaba un poder tan absoluto que, tras la marcha de este, fue suprimido. Cuando, en 1509, llegó su sucesor, Diego Colón, quiso continuar con dicha práctica pero la Corona se lo prohibió tajantemente. Así, en cada una de las villas de la isla Ovando estableció una cúpula poderosa, favorable a él, a cuyos integrantes entregó regidurías y encomien- das. Este último aspecto fue sin duda fundamental, ya que el hecho de que fuese, además de gobernador, repartidor de indios le permitía recompensar adecuadamente a sus más fieles servidores. No debemos olvidar que la mano de obra era la riqueza más preciada de la isla, factor que permitía a Ovando

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