Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 327 algo excesivo. Pero lo que sí es cierto es que la fractura entre ambos clanes se acentuó. La Corona, que no estaba dispuesta a consentir que Diego Colón gozase del mismo poder absoluto que había tenido Ovando, favoreció hasta donde pudo a la facción oficial, haciendo concesiones de tierras y de indios a sus miembros. La situación se volvió lo suficientemente tensa como para que, a finales de 1514, las autoridades castellanas, hartas de la inestable situación política, solicitaran su regreso. Entre 1514 y 1517 hubo un intervalo caracterizado por la ausencia de un poder supremo en la isla. Ante la ausencia del gobernador, los oficiales reales y la Audiencia compartieron el poder, siendo probablemente la cabeza visible el tesorero Miguel de Pasamonte. En la Península la situación no era mejor. De hecho, desde 1514 existía una gran confusión sobre lo que estaba ocurriendo en las colonias, por la llegada de noticias contradictorias. Hacía falta un nuevo giro en la gobernación de las Indias, un nuevo golpe de timón para intentar estabilizar la situación política y económica. La propia Corona estimaba por aquellas fechas que hacía falta alguien exento de codicia y pasión. Una persona que pusiese orden en los asuntos indianos, especialmente en lo relacionado con los indios, e informase objetivamente de la situación. La elección, finalmente, de tres frailes jerónimos para tan delicada empresa se debió a la fama de «industriosos» que tenían por entonces los miembros de esta orden. Además, no era la primera vez que se recurría a ellos para cumplir una alta misión de Estado. Y de paso evitaba acentuar las diferencias que enfrentaban a franciscanos y dominicos. ¿Fue acertada esta elección? Probablemente no. Los Jerónimos desconocían totalmente la reali- dad indiana y perdieron un tiempo precioso en averiguarla. Realizaron su fa- moso interrogatorio para conocer la situación real de los indios. Pero todavía en el memorial de febrero de 1518 de uno de los tres frailes, fray Bernardino de Manzanedo, preguntaba al rey cuestiones claves: ¿si el hijo de una india naboría y un español era siervo?, ¿si los absentistas podían conservar sus re- partimientos?, ¿si los naborías se podían incluir en las dotes?, ¿si los hijos de un encomendero finado podían heredarlos o incluso venderlos para pagar deudas? 35 Demasiadas preguntas que evidencian que todavía a principios del 1518 los tres cenobitas jerónimos desconocían el alcance del trágico destino que esperaba a corto plazo a los taínos. Para cuando los quisieron reducir a pueblos, quitándoselos del poder de los encomenderos, ya era demasiado tarde. Pero retomando el hilo de nuestro análisis, los Jerónimos recibieron sus instrucciones de gobierno el 13 de septiembre de 1516. En ellas se establecían los pilares fundamentales de la política que debían desarrollar, cuya línea

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