Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
La consolidación de la colonia 328 general consistía en elegir una de estas tres posibilidades: primero, la crea- ción de pueblos de indios libres, segundo, la erección de pueblos tutelados, y tercero, el mantenimiento del sistema de encomiendas, aunque, eso sí, ha- ciendo cumplir estrictamente las Ordenanzas de Burgos de 1512-1513. Quede bien claro que en dichas instrucciones no había una jerarquización concreta en cuanto al orden de aplicación, sino que se suponía que debían utilizar la opción que in situ considerasen más apropiada. La primera de las vías seña- ladas parecía desde luego inviable en las circunstancias que entonces padecía la isla, hasta el punto que ni tan siquiera el padre Las Casas había insistido en su aplicación. De las otras dos opciones posibles los Jerónimos eligieron, con buen criterio por cierto, mantener a corto plazo la encomienda pero ir preparando progresivamente la supresión de dicha institución, reduciendo a los naturales a pueblos tutelados. Inicialmente, tras una cómoda travesía en la nao San Juan , cuyo maestre era Martín de Aguirre, optaron por preservar la encomienda por miedo a des- estabilizar la isla, y desde luego no les faltaban razones para ello. De hecho, al poco tiempo de llegar, los tres cenobitas informaron que los habitantes de la isla habían recibido noticias de sus familiares en la Península en las que claramente se decía: Que venimos a dar libertad a los indios y, según se dice, escríbenles que si en ello nos pusiéremos no nos lo consientan y avísanles que para hacer esto se puedan favorecer de un privilegio que pública- mente se dice haberle concedido el Rey de gloriosa memoria en el repartimiento pasado, en el cual se contiene que los indios se enco- mendaban por vida del padre y del hijo y así se encomendaban por dos vidas. 36 Pero, incluso, en la correspondencia oficial las intenciones no se oculta- ban. En septiembre de 1516 se remitió una Real Provisión a las autoridades indianas, pidiendo que obedeciesen en todo a los Jerónimos que iban a reme- diar los agravios que se habían cometido contra los indios, especialmente por «las personas que han tenido y tienen mercedes y encomiendas de indios». Y efectivamente, debieron hacer grandes esfuerzos para evitar una re- vuelta que parecía inevitable y que hubiera podido acarrear insospechadas consecuencias. Por tanto, su política inicial estuvo encaminada a calmar los ánimos de los pobladores, garantizando a corto plazo el mantenimiento de la encomienda, aunque vigilando el estricto cumplimiento de las ya citadas Ordenanzas de Burgos. Y es que realmente, en los años finales de la segunda
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