Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
La consolidación de la colonia 336 vasallaje real del indio. Esta diferencia ha hecho pensar a algún historiador que fue en 1503 cuando se introdujeron los repartimientos «dentro de la nue- va modalidad de la encomienda», hecho que, como veremos a continuación, no se produjo realmente hasta 1505. La cronología de los repartimientos ha quedado bien clara. En 1496 se introdujeron y continuaron de manera más o menos ininterrumpida hasta mediados de 1502, momento en el que el Comendador Mayor, siguiendo las instrucciones de 1501, los suprimió. En vista de que los indios no querían ser- vir en diciembre de 1503, tras más de un año y medio de supresión, se reins- tauraron. Pero la Corona, que aún no había decidido la introducción de la en- comienda, incluyó algunos matices a este nuevo sistema. Fundamentalmente compatibilizó su reparto con el mantenimiento a nivel legal de su libertad como vasallos de la Corona de Castilla. Pues, bien, en 1505, coincidiendo con el repartimiento general de indios de la Española, Nicolás de Ovando dejó de entregar indios a secas y comenzó a concederlos en régimen de encomiendas. El viejo gobernador actuó sin au- torización expresa sencillamente porque, tras la muerte de la Reina en 1504, se daba un ínterin donde el gobierno ovandino fue prácticamente autónomo. En realidad existía una verdadera problemática social porque el término repartimiento estaba vacío de contenido legal. Nicolás de Ovando, que era encomendero mayor de la Orden de Alcántara, conocía perfectamente esta problemática y también su posible solución a través de la encomienda. Se trataba de una institución que conocía a la perfección pues, no en vano, en la Orden de Alcántara se concedían tierras en encomienda con las personas que vivían en dicha demarcación. Estas estaban sometidas a la supervisión en últi- ma instancia del Comendador Mayor de la orden. Así, a través de visitadores se evitaban los abusos de los poseedores de la encomienda sobre sus vasallos, incentivando el poblamiento. 50 La implantación de la encomienda por el Comendador Mayor respon- dió, como escribió García Gallo, a una reacción deliberada para solventar una problemática política, social y económica. 51 Existían serias razones, casi todas de orden económico, para trasladar a los nuevos territorios esta señera institución castellana, a saber: en primer lugar, mientras el repartimiento quedaba fuera del control real la encomienda era plenamente dirigida por la Corona. Efectivamente después de hacer un repartimiento era muy difícil convencer a los españoles de que devolviesen lo que ellos creían que se les había entregado legalmente. En cambio la encomienda no presentaba esta problemática porque era una regalía regia. Solo a la Corona correspondía decir quién recibiría una encomienda, con cuántos indios y, finalmente, por cuánto tiempo.
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