Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

La consolidación de la colonia 346 destinaron a los trabajos más recios, sobre todo la construcción. De hecho, en noviembre de 1504, la Casa de la Contratación gastó 170,144 maravedíes en la compra de 21 esclavos de los cuales 17 fueron embarcados en una nao de Juan Bermúdez. 62 Entre 1505 y 1507 enviaron al menos otros tantos. 63 Y finalmente, en 1510, se remitieron a Diego Colón 105 esclavos que habían sido adquiridos en Lisboa. 64 A continuación presentamos el cuadro No. 2 en el que aparece reflejado el oro fundido en la Española entre 1505 y 1507. Cuadro No. 2 Oro fundido en la Española (1505-1507) 65 Año Quinto real Total fundido Aumento 1505 17,188 85,940 – 1506 37,930 189,650 220% 1507 42,810 214,050 112% Total 97,928 489,640 De las cifras expuestas en el cuadro anterior se deduce el aumento constante que experimentó la producción aurífera, pues entre 1505 y 1506 fue del 220%, mientras que en relación al año siguiente aumentó un 112%, mostrando claramente el éxito de las medidas económicas tomadas entre 1504 y 1505. Además a la luz de este cuadro No. 2 se confirma con cifras concretas la aseveración hecha hace ya varias décadas por Ursula Lamb en relación al ya citado aumento progresivo de la producción aurífera durante la gobernación del Comendador Mayor. 66 Así, podemos observar cómo, en tan solo tres años, la producción de oro rozó los 500,000 pesos de oro, cifra realmente notable si la comparamos, por ejemplo, con los poco más de 624,000 pesos que se fundieron en Cuba entre 1515 y 1547. Una producción aurífera realmente alta aunque en cualquier caso menor a la mencionada por el padre Las Casas, quien afirmó que en tiempos de la gobernación de Ovando se fundían en la isla entre 450,000 y 460,000 pesos de oro anuales. Por tanto, Ovando consiguió organizar la explotación aurífera de la isla, llevando a cabo eficazmente las órdenes reales en cuanto al régimen de explotación y fundición e implantando un sistema laboral indígena en base a la institución de la encomienda. En este sentido no debemos olvidar que, hasta su arribada a la isla, el laboreo en las minas había sido un auténtico de- sastre, especialmente gravoso para la Corona que vio reducidos sus ingresos

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