Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
La consolidación de la colonia 348 varias ocasiones al gobernador Ovando para que no descuidase las minas y aumentase la producción se debía fundamentalmente a dos causas: primero, a la avidez insaciable de oro en Castilla, y, segundo, a que solo una pequeña parte del oro y de las demás rentas producidas en la isla llegaba realmente a Castilla. De hecho, entre marzo de 1506 y el mismo mes de 1508 tan solo se en- viaron a Su Majestad 87,306 pesos de oro, incluyendo en dicha cuantía no solo el quinto del oro sino también las demás las rentas reales obtenidas en la isla –almojarifazgo, rentas de la sal, rentas de las explotaciones agropecuarias reales, etc.– En cambio, no se cobraron montazgos, ni alcabalas por un privi- legio especial obtenido, en 1504, por los vecinos de la isla. 67 El hecho de que solo llegase al Rey una mínima parte de lo recaudado se debía a tres causas fundamentalmente: primero, a una incipiente pero notable burocracia llegada a la isla con el propio frey Nicolás de Ovando, y que tan solo en salarios suponía un desembolso superior a los 1,6 millones de marave- díes anuales; segundo a las importantes partidas gastadas en obras públicas muy necesarias en los primeros años. De hecho en las cuentas de Santa Clara aparecen reflejados numerosos descargos abonados a «los oficiales de manos» que trabajan en las obras de Santo Domingo; y tercero y último a la quiebra de muchos de los mineros españoles debido a la revolución de los precios que se vivió en la isla durante los primeros años. El propio padre Las Casas dejó bien claro el negocio ruinoso que suponía la explotación de oro al decir lo siguiente: Fue también una regla en esta isla general que los que no echaban los indios a las minas, sino que los ocupaban en otras granjerías y trabajos, como menos reprobados y menos aflictivos de los inocentes indios, tuvieron menos necesidad y más medraban. 68 En los primeros años los precios se dispararon y el propio padre Las Casas decía que, aunque sacasen 500 o 1,000 pesos, todo se lo gastaban porque un azadón costaba 10 o 15 castellanos, una barreta hasta 5 castellanos, un almocafre 2 o 3 castellanos. Incluso el casabe, alimento básico de la tierra ex- traído de la yuca, se vendía a precios desorbitados. No debemos olvidar que una de las tácticas pasivas que utilizaron los indios para intentar expulsar a los españoles fue destruir sus conucos. Así, por ejemplo en 1501 se tasó el coste de 1,000 montones de esta raíz en nada menos que 60 pesos de oro, dis- minuyendo su precio hasta 1508 en un 57% pues se vendía la misma cantidad de yuca en tan solo 25,8 pesos.
RkJQdWJsaXNoZXIy MzI0Njc3