Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 357 Este interés por la evangelización es perceptible al analizar el pasaje de la misma flota de 1502 en la que, como ya hemos dicho en páginas precedentes, viajaban doce frailes profesos y cuatro legos a las órdenes de fray Alonso del Espinal O.F.M. Junto a los religiosos se envió una gran cantidad de material litúrgico que había sido comprado en distintas ciudades andaluzas, siguiendo un inventario de «enseres necesarios» elaborado por fray Juan de Robles. En el libro de Armada, donde figura una transcripción libre del inventario, reali- zada en el siglo xix , se menciona genéricamente lo siguiente: incienso, lienzos, paños, cálices, copones, misales así como algunos tabernáculos y pequeños crucificados, posiblemente de tamaño académico. El provincial franciscano fray Alonso del Espinal debía poseer grandes dotes personales y humanas pues, fray Bartolomé de Las Casas, que no desaprovechaba ninguna ocasión para criticar a la orden de los franciscos, le otorgó los elogiosos calificativos de «varón religioso y persona venerable» . 100 Por lo demás, en las mismas instrucciones del 20 de marzo de 1503 dadas al gobernador Ovando se insistía en la necesidad de que él mismo facilitase y supervisase la evangelización de los indígenas. El hecho de que se le dediquen a este asunto las dos primeras instrucciones nos está indicando la importancia que le otorgaron los Reyes Católicos. Además de recomendar el buen trata- miento a los indios se ordenaba la construcción de casas junto a las iglesias donde los niños indígenas «se reúnan y aprendan a rezar y a santiguarse». 101 Como es bien sabido, en 1504, el Papa Julio II erigió, por la bula Illius fulciti praesidio , la provincia eclesiástica de Santo Domingo, con un arzobis- pado y dos obispados, a saber: la Hyguatensis que incluía las provincias de Higüey, Jaragua y la misma Santo Domingo, la Maguacensis con sede en Concepción de la Vega, y finalmente, la Bayunensis cerca de Lares de Guahaba, al noroeste de Santo Domingo. 102 Estas tres nuevas diócesis no formaban una nueva provincia eclesiástica sino que quedaron integradas en la de Sevilla. 103 Estos nuevos obispados no llegaron a ponerse en práctica porque no se adaptaban a las necesidades reales. Aeste respecto, escribió el padre Las Casas que «se conoció que en los sitios de las iglesias que el Papa tenía erigidas y señaladas ya no había a quien convertir ni predicar, sino era a los pájaros y árboles...» 104 Pese a todo, lo que es indudable es que constituyeron el primer intento de estructurar la institución eclesiástica en el Nuevo Mundo. Efectivamente, la conversión de los taínos no resultó tan sencilla como la Corona y la Iglesia habían planeado desde la Península. Los indígenas ante la presión de los españoles en contra de sus ancestrales cosmovisiones y ritos mostraron diversas actitudes en función de su grado de evolución y de

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