Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
El sector azucarero 382 Azua. 26 Igualmente el licenciado Alonso Fernández de las Varas pidió otro año más. 27 Dado el interés de la Corona en que se terminaran de fabricar los ingenios, no le quedó más remedio que complacer tales peticiones. Otro caso de incumplimiento de las fechas fijadas fue el del licenciado Antonio Serrano, quien tras recibir tierra, aguas y mano de obra india, todavía en 1520 no había terminado su ingenio. 28 Para justificar el retraso, alegó que los indios que le fueron entregados murieron con la epidemia de viruela de 1518. Por ello pidió que se le permitiera fabricar un trapiche movido por caballos en vez del ingenio de agua al que se había comprometido. 29 Finalmente Serrano terminó de construir su trapiche en 1521. De igual manera el licenciado Lucas Vázquez de Ayllón solicitó una nueva prórroga, pues en 1523 aún no había concluido su ingenio en la villa de Azua. A tal solicitud el monarca respondió con una Real Cédula en la que se mandaba: o vos quiten ni consientan quitar las dichas tierras y heridos que así vos fueron dados. Por la presente prorrogamos el dicho término y mandamos que vos empiece desde el día de Navidad primero que venga de este presente año. 30 La razón esgrimida por Ayllón para no terminar su ingenio fue que estu- vo en Nueva España en servicios oficiales. Hay noticias de otras personas que, tras recibir dinero, tierra, aguas e indios, los vendieron y no construyeron ingenio alguno. Este fue el caso de Esteban de Pasamonte, sobrino del todo- poderoso tesorero Miguel de Pasamonte. Esteban de Pasamonte fue denun- ciado ante el licenciado Rodrigo de Figueroa por vender unos indios que le fueron entregados. Al parecer, la venta la hizo a Francisco de Orejón, vecino de La Vega, por un monto superior a los mil ducados, sin que se tomara nin- guna medida en su contra. 31 Es evidente que los últimos casos señalados son excepcionales, ya que tanto el licenciado Serrano como Ayllón y Pasamonte formaban parte de la élite política y económica de la colonia, razón por la cual era difícil adoptar represalias en su contra. Ahora bien, pese a todos estos inconvenientes, existía una clara disposi- ción por parte de los colonos para la construcción de ingenios, lo que motivó que la mayoría de los préstamos otorgados en 1519 fueran pagados a tiempo por los deudores, sobre todo por los que ya tenían alguna experiencia en la fabricación de estas unidades productivas. Fue el caso de Hernando Gorjón, vecino de la villa de Azua, quien ya en diciembre de 1521 tenía su deuda saldada. 32 Igualmente pagaron a tiempo Hernando de Berrio, Gonzalo de Guzmán, Pedro de Valenzuela, Hernando de Carvajal y Diego Franco. 33
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