Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 383 Pese a las dificultades de la economía azucarera en sus inicios, el ritmo de crecimiento fue más que sorprendente, aunque no tanto como afirmara el licenciado Rodrigo de Figueroa, quien llegó a decir que hacia 1520 se había comenzado la construcción de más de 40 ingenios. 34 Entre los ingenios que para esa fecha estaban moliendo pueden señalarse los del licenciado García de Barreda y Pedro Alonso, ubicados en San Juan de la Maguana; otro ingenio en Puerto Plata, propiedad del licenciado Lucas Vázquez de Ayllón y Francisco Ceballos; en Azua el de Hernando Gorjón, y otro de Alonso Gutiérrez de Aguilón; en los alrededores de Santo Domingo seguía funcionando el de los hermanos Tapia y Gonzalo de Vellosa. 35 Todavía en la década de los cuarenta, en la isla no había 40 ingenios moliendo. En torno a esto el licenciado Alonso López de Cerrato dijo que cuando llegó a Santo Domingo en 1544 únicamente estaban activos diez molinos. 36 Según Cerrato, ese número fue creciendo hasta llegar a 34 unidades, incluyendo los trapiches. Esta información hay que tomarla con cierto cuida- do, ya que respondía al interés del presidente de la Audiencia de presentarse como un eficaz funcionario. Como consecuencia de las ayudas económicas otorgadas por la Corona para la fabricación de ingenios, la administración colonial quedó sumergida en una profunda crisis. La flexibilidad con que fueron concedidos los préstamos y la laxitud a la hora de exigir a los colonos el pago de sus deudas propició que permanecieran sin cobrar durante décadas. Esto fue debido, en parte, a que los principales deudores eran los mismos representantes del poder colo- nial. En 1544, fecha en que el licenciado Cerrato fue nombrado presidente de la Audiencia de Santo Domingo, al tomar las cuentas a los tesoreros Miguel, Juan y Esteban de Pasamonte, así como al factor Juan de Ampiés, aún se debía gran parte del dinero prestado por diferentes conceptos. Según los cálculos oficiales, las deudas superaban los 50,000 castellanos. 37 El desorden y el mal funcionamiento de las instituciones públicas y los costos cada vez más elevados de los ingenios crearon las condiciones para que capitales extranjeros invirtieran en la isla. Con la llegada al poder de Castilla del emperador Carlos V, se implementó una nueva política económica que dio preferencia a sectores de poder representados por flamencos, genoveses, alemanes, etcétera. 38 De estos, el grupo de los genoveses, aunque ya tenía cierta presencia en la isla, fue uno de los más dinámicos en el negocio del azúcar. A ello con- tribuyó su experiencia en el sector financiero. En un principio comenzaron asociándose a los empresarios locales para constituir algunos ingenios. Una de las figuras más influyentes fue el rico banquero Melchor Centurión, quien
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