Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 391 Durante la primera mitad del siglo xvi las tierras más cotizadas fueron las bañadas por los ríos Haina, Nizao, Nigua y Quiabón. Otras de igual valor quedaban en Puerto Plata y en el valle de San Juan de la Maguana. La importancia que adquirieron los terrenos ribereños los hizo objeto de la codicia de los señores de ingenios, quienes se apresuraron a acaparar gran- des extensiones de tierra. Como ya se ha señalado, si bien en un principio la Corona otorgó títulos a quienes construían ingenios de azúcar, esta situa- ción fue cambiando en la medida en que la economía azucarera se consolidó como tal. Además del agua que necesitaban las tierras para el regadío de las ca- ñas, así como para la molienda, era imprescindible que estuvieran cercanas a bosques madereros, dada la enorme cantidad de leña que necesitaban las calderas para la cocción del guarapo. Según los cálculos de la época, hacia la segunda mitad del siglo xvi , para moler la caña producida por una tarea de tierra eran necesarias entre 20 y 25 carretas de leña. 68 La cantidad de azúcar obtenida era de aproximadamente 40 arrobas. Un ingenio bien aviado podía moler en un año hasta seis suertes de caña, por lo que necesitaba cortar unas 4,000 carretas de leña. Lógicamente el desarrollo de la industria provocó un proceso acelerado de deforestación de los lugares donde había plantaciones de azúcar, lo que dio lugar a la especu- lación con el precio, tanto de las leñas como de las tierras próximas a las zonas madereras. 69 La escasez del combustible para los ingenios hizo que muchos producto- res se vieran en la obligación de comprarlo para cocer el guarapo. El precio de cada carreta era un real de plata, sin contar el acarreo; aunque no era un precio muy elevado, en definitiva repercutía negativamente en la maltrecha econo- mía de los productores. Esta práctica se hizo más frecuente hacia la segunda mitad del siglo xvi , cuando comenzaron a escasear los bosques próximos a los ingenios. Quienes no podían permitirse el lujo de pagar por la compra de la leña en- viaban a sus esclavos a cortarla. Para esta labor se necesitaban unos 20 esclavos, de los cuales, 10 cortaban la leña y los restantes la llevaban hasta el ingenio. Todos los factores señalados anteriormente influían de una u otra manera en la producción. Según los técnicos, ese proceso comenzaba con la prepara- ción de las tierras, que debían ser desyerbadas, quemadas y limpiadas antes de la siembra. Luego eran aradas utilizando una o varias yuntas de bueyes. La cantidad de rejas que tuvieran los arados determinaba la calidad de la siembra. En la isla se llegaron a usar arados de cuatro rejas, aunque había ingenios que utilizaban arados con cinco y hasta seis. 70

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