Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 393 Ambas afirmaciones podrían aceptarse como válidas, aunque, como es de suponer, requieren de algunas matizaciones y precisiones. Oviedo no especifica los tipos de azúcares a que se refiere. Esto puede traer a confusión, dado que los ingenios de la isla producían diferentes clases de azúcares, como podían ser: mascabado, entero, panelas, espumas, entre otras. En realidad, parece que cuando Oviedo alude a las 5,000 arrobas que producían los inge- nios anualmente se refiere únicamente a los azúcares blancos y lealdados, o sea, aquellos que pagaban diezmo. La afirmación de Las Casas por su parte, aunque imprecisa, no deja de tener validez. Para obtener una referencia más o menos representativa sobre la pro- ductividad de los ingenios ha sido preciso rastrear documentos sueltos que permiten realizar estimaciones. Las fuentes consultadas proceden de personas ligadas al proceso productivo, por lo que hay que tomarlas con cierta reserva, ya que en muchos casos las informaciones ofrecidas respon- dían a sus propios intereses. De ahí que, para garantizar una mayor fiabi- lidad sobre los cálculos se tomarán dos indicadores diferentes. Primero, uno basado en la producción de azúcar por suerte de caña sembrada, y el otro tomando en cuenta la cantidad de panes que producían las cal- deras. Ambos indicadores dan la suma de la producción de cada unidad productiva. Según los libros de cuentas de algunos ingenios, de una suerte de caña de 6,500 montones, cortada y molida en su tiempo de sazón en un ingenio pode- roso, se sacaban unas 1,200 arrobas de azúcar blanco. El tiempo invertido para moler dichas cañas dependía de las condiciones del ingenio y de la capacidad del mismo. Según Juan de Palencia, mayordomo del ingenio del Almirante, una suerte de caña podía molerse en una semana, siempre y cuando el inge- nio estuviera moliendo a toda capacidad. 77 Este dato es corroborado por Juan del Valle, otro de los mayordomos de dicho ingenio, pero ambos difieren en cuanto al tiempo requerido por la molienda. Según Juan del Valle, en el ingenio del Almirante se tardaba hasta un mes en moler una suerte. 78 El año productivo en el ingenio era de seis meses, poco más o menos, periodo en el cual podían llegar a moler entre 180 y 200 tareas de tierras, o sea, unas seis suertes de caña. Este dato lo corroboran las informaciones ofrecidas por el mercader Antón de Torres, vecino de Santo Domingo, quien afirmaba que si los ingenios estaban bien aviados podían moler cada año hasta 200 tareas de caña. 79 A partir de estos datos se puede inferir que un ingenio en condiciones óptimas llegaría a moler entre 8,000 y 10,000 arrobas de azúcar blanco al año.

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