Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

El sector azucarero 394 Claro está, esto solo lo podían hacer unos pocos ingenios; los demás puede que molieran la cantidad que dice Oviedo y que coincide con las de- claraciones de Francisco Gómez, mayordomo del ingenio de Lope de Bardecí: según él, los ingenios de la isla molían todo el año, y si estaban bien aviados podían producir más de 5,000 arrobas de azúcar blanco y quebrado, sin las espumas y panelas, mientras que los trapiches llegaban a moler más de 3,000 arrobas de azúcar blanco, además de las espumas y panelas. 80 Suponiendo que, como dice Las Casas, un ingenio molía tres veces más que un trapiche, información que es corroborada con las declaraciones del canónigo Alonso de Monsalve, quien afirmaba que por cada 1,000 arrobas de azúcar blanco que producía un ingenio se sacaban 3,000 y 4,000 arrobas de espumas y panelas. De esta manera se concluye que un ingenio podía llegar a producir unas 24,000 arrobas anualmente. 81 Claro está, dicha producción solo la podían alcanzar muy pocos ingenios, sobre todo aquellos mejor aviados y con una sólida infraestructura. 82 Una de las razones por las que los señores de ingenios preferían producir mayor cantidad de azúcares de baja calidad se debía a que los impuestos pagados por los azúcares blancos eran muy altos. Por ejemplo, por cada 25 arrobas de azúcar blanca debían pagar una arroba por concepto del diezmo. 83 Esto provo- có una merma considerable en la producción de los azúcares más puros, lo que repercutió favorablemente para los productores debido a que la inversión en la producción de los azúcares de baja calidad era inferior a los azúcares puros. 84 En cuanto al rendimiento de los trapiches y según la documentación consultada, sucedía algo similar. Como dice Las Casas, estos producían una tercera parte de lo que rentaba un ingenio, que no era poco. Un caso particular se puede ver en el trapiche «La Magdalena», propiedad de Alonso de Peralta, chantre de la Catedral de Santo Domingo, y de su sobrino Alonso de Heredia. Según el libro de cuentas de este trapiche, podía moler anualmente más de 4.000 arrobas de azúcar. 85 Igual cantidad molía el trapiche «San Sebastián», del contador Álvaro Caballero, ubicado en la ribera del río Haina. Según los libros de cuentas consultados, una suerte de caña producía 270 calderas de melaza, que podían dar unos 2,200 panes, cada uno de los cuales pesaba entre 1,8 y 2 arrobas. De esta cantidad se obtendrían aproximadamen- te unas 4,000 arrobas, como medida normal en la primera mitad del siglo xvi . 86 Suponiendo que un trapiche moliera la tercera parte de un ingenio, o sea, tres suertes anualmente, se llegaría a un promedio anual de unas 10,000 arro- bas de azúcar. 87 El máximo nivel de producción de los ingenios de la Española se alcanzó hacia finales de la primera mitad del siglo xvi . Durante esta eta- pa, cuando las unidades productivas no pasaban de 25, la isla exportaba

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