Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

El sector azucarero 400 D ivisión del trabajo en los ingenios La mano de obra especializada fue uno de los componentes más impor- tantes y costosos de la economía azucarera. Sobre todo, la de los maestros de azúcar. Desde un principio, los señores de ingenios pidieron licencias a la Corona para poder traerlos desde Canarias. 93 Esta situación fue cambiando en la medida que la política oficial favorecía a los empresarios dedicados al ne- gocio. Mientras avanzaba el proceso productivo del azúcar, muchos esclavos aprendieron los oficios, incluyendo las labores de los técnicos canarios. Entre las ocupaciones que requerían más destreza estaban los maestros de azúcar, espumeros, purgadores y refinadores, encargados de cuidar el proceso final en la elaboración del dulce. En los primeros años de iniciada la industria azucarera un solo oficial podía realizar todas estas funciones. Con el afianzamiento de la economía de plantación, la división técnica del trabajo fue más selectiva. Hacia finales de la primera mitad del siglo xvi ya había unidades que te- nían esclavos trabajando en las áreas técnicas de la producción del dulce. Este fue el caso del ingenio «Santiago de la Paz». 94 Los canarios y los extranjeros que laboraban en las áreas más especializadas cobraban elevadas sumas de dinero. En la década de los años veinte un maestro de azúcar canario podía ganar hasta 60 castellanos anualmente. Junto con estos oficiales, los mayordo- mos eran los mejores pagados, llegando a cobrar más de siete pesos al mes. Los demás trabajadores cristianos recibían entre 30 y 50 pesos al año. En 1552 un técnico azucarero ganaba entre 200 y 300 pesos de oro. Además del dinero que cobraban, algunos pedían como compensación una pipa de vino y hasta una negra para que les sirviera. La sustitución de estos trabajadores especializados por esclavos abarató considerablemente el costo de producción del azúcar, aunque no fue la pana- cea de los problemas. La industria azucarera dominicana desde un principio tuvo que hacer frente a las contradicciones del sistema y a la resistencia de los especuladores peninsulares, particularmente los sevillanos. Esto llevó a los señores de ingenios a tomar medidas para proteger sus negocios. Una de las alternativas fue el desarrollo de un comercio a escala regional que permitiera abaratar los costos de exportación y librarse de los intermediarios sevillanos, que cada vez cobraban más por los fletes. Para dar una visión más precisa sobre el desarrollo de las fuerzas pro- ductivas en los ingenios, así como la división social del trabajo, se toman como referencia los esclavos que laboraban en el ingenio «La Concepción de

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