Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
El sector azucarero 408 Al parecer, la vida de escándalos que llevaban los esclavos preocupó a las autoridades coloniales. Si en Santo Domingo el tema de los matrimonios preocupaba por su alto contenido disuasivo para evitar las revueltas que se estaban dando durante la década de los treinta y cuarenta, no se debía al problema sexual. Sin embargo, parece que en el resto del continente la laxitud y vida escandalosa de los negros preocupaba a las autoridades oficiales. Otro ejemplo sobre la misma problemática se dio en el Perú cuando las autoridades oficiales denunciaron que «…los negros esclavos que en esa pro- vincia residen tienen diversidad de mujeres indias, algunas de su voluntad y otras contra ellas, lo cual dizque ha resultado y resulta mucho daño y per- juicios a los naturales de esa tierra. Y que para remediarlo convenía que se mandase que los negros esclavos que en esta provincia hubiesen se casasen con negras y que aunque lo hiciesen con el parecer de sus dueños, no por ello pretendiesen libertad […] y proveáis que los indios que en esa provincia hubieren se casen con las negras que en ella hubieren». 102 Esto no suponía, sin embargo, que los esclavos casados pudieran obtener su libertad ni pedir su manumisión. Los paradigmas sexuales señalados muestran la intranquilidad que te- nían las autoridades coloniales. En primer lugar, por la falta de controles que había en cuanto a la vida sexual de los negros. Por otro lado parece que no se estaba cumpliendo la normativa referente a la cuota de mujeres que debía haber y por último, el interés que había por parte de las autoridades locales para contener el desenfreno sexual que se estaba produciendo entre los escla- vos negros. El hecho de desconocer el tipo de unión que existía entre los esclavos nos obliga a plantearnos algunas interrogantes: ¿Cumplían las uniones ma- trimoniales entre esclavos, obligados a casarse por la Iglesia, los mismos requisitos que en el caso de los matrimonios celebrados entre blancos? En caso afirmativo, lo lógico sería que estuvieran bautizados, posibilidad que nos parece harto dudosa. Por otro lado nos preguntamos qué mecanismos utilizaría la Iglesia para casar a los negros bozales que llegaban a la isla. Está claro que las licencias se concedían, fundamentalmente, para llevar ne- gros que no supieran el idioma castellano, elemento considerado como otro mecanismo contrainsurgente. Así también nos preguntamos ¿cómo eran casados los negros de distintas tribus que no tuvieran la misma lengua? Todas estas interrogantes nos surgen sin que podamos darles una respuesta. La principal dificultad que para ello tenemos es la poca información que se conoce, por lo menos para el caso de Santo Domingo en el periodo que nos ocupa.
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