Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 413 ingenio. Entre estos, un oficial de hacer caldera fue valorado en 3,000 pesos, y un carpintero se tasó en la misma cantidad. Además había un maestro de azúcar cuyo precio alcanzó 2,700 pesos. Ninguna de las mujeres superó los 2,000 pesos. El 86% de los esclavos se valoraron entre 500 y 1,999 pesos. L a crisis de la economía El derrumbe de la economía azucarera no fue un hecho aislado, sino que formó parte de la crisis general del sistema de plantación, que comenzaba a dar muestras de agotamiento. El colapso se produjo bien avanzada la segun- da mitad del siglo xvi , a finales de la década de los años cincuenta, cuando algunos productores, incapaces de hacer frente a la crisis, convirtieron sus ingenios de agua en modestos trapiches. 107 Pese a que los sectores económicamente poderosos advirtieron la grave- dad del problema y trataron de solucionarlo o, al menos, paliar sus efectos con fórmulas alternativas, no obtuvieron resultados. Esto no fue posible, entre otras razones, porque los colonos azucareros quisieron reproducir el modelo esclavista sin introducir ningún tipo de modificación en las estructuras que lo sostenían. Por otro lado estaba el factor externo, causante directo o por lo menos de gran peso en los problemas económicos. Entre los experimentos llevados a cabo para reactivar la economía agrícola, la diversificación fue el más importante. Los colonos se dedicaron a la siembra del jengibre, introducido por primera vez a finales de la década de los cincuenta. 108 Aunque el jengibre se pudo aclimatar con cierta rapidez, las condiciones del mercado impidieron su sostenimiento, y así, poco después de iniciado su cultivo, entró en crisis. La falta de coordinación de los navíos para recoger el fruto fue uno de los principales inconvenientes que tuvo este comercio. Ahora bien, en términos sociales, la siembra del jengibre supuso un cam- bio en las relaciones de producción. Al no necesitar de grandes capitales, podía integrar a una gran parte de la población de la colonia. Esto hizo que un amplio número de personas se sumase a este cultivo, al contrario de lo que pasaba con el complejo azucarero, que estaba en manos de unos cuantos hacendados. Por otra parte, la siembra del jengibre requería muchos menos trabajadores que el sistema de plantación. De tal manera, de los grandes grupos humanos que necesitaba la economía azucarera se pasó a las pequeñas parcelas de tierra

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