Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 429 primera mitad del siglo xvi , la Española remitió a la Península más oro que Puerto Rico y Cuba juntas. 10 En la segunda mitad, siguió manteniéndose el mito dorado, justificán- dose la baja producción en la falta de mano de obra para extraerlo. Por ello, en 1572 volvieron a solicitar esclavos negros a buen precio, la mitad para los ingenios y la otra mitad para las minas. Y ello, decían, porque en la isla había «más oro y mejor que en todas las Indias» y si no se aprovechaba era por falta de mano de obra. 11 Mucho más realista se mostraba una carta escrita doce años después al decir que, pese a que algunos buscaban oro, plata y cobre, «no han hallado cosa de importancia, ni se tiene buena esperanza». 12 No obstante, se continuaron extrayendo pequeñas cantidades del preciado metal, manteniéndose la actividad minera a lo largo de casi todo el siglo xvi . Bien es cierto que jamás se consiguieron alcanzar las cifras de los primeros lustros de la colonización. Pero no solo se extraía oro, pues conocemos numerosos intentos de diversificar la explotación minera. Ya en tiempos de Nicolás de Ovando, en la primera década del siglo xvi , se intentó rentabilizar la extracción de cobre, especialmente de unas minas descubiertas en 1505 en Puerto Plata. El gobernador escribió al rey hablándole de sus posibilidades, retractándose poco después ya que: el fruto que sacaron no llegó al costo invertido». 13 Para fundir y afinar el cobre fueron enviados varios maestros, como Eusebio de Galapentel de Saboya, Antón García, Andrés de Sevilla, Domingo de Génova y Rodrigo de Vergayo, algunos de los cuales fueron despe- didos en mayo de 1506 cuando se demostró su falta de rentabilidad. Sin embargo, Antón García continuó en la isla al menos hasta 1509, disponiendo además de un repartimiento de indios con el cometido especial de que le ayudasen en las labores extractivas del cobre. 14 Algún mineral debió extraer pues, en 1508, se recibió en Sevilla una pequeña cantidad que se valoró en 49,000 maravedíes. No obstante, su escasa rentabilidad propició su abandono en los años posteriores. 15 De hecho, en 1521 se dispuso que en las casas de fundición se pudie- sen introducir piezas de cobre siempre que estuviesen destinadas a los ingenios azucareros. Pero el cobre debía escasear, pues, pocos meses después, Alonso Fernández de las Varas justificó el retraso en la construcción de su ingenio en el hecho de no haber encontrado cobre en la isla y haberlo tenido que traer de Flandes. 16
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