Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 431 L a agricultura Los europeos implantaron una agricultura eficiente, intensiva y de signo precapitalista. Desde un primer momento se intentó adaptar la trilogía mediterránea, es decir, los cereales, el olivo y la vid. La harina de trigo, el aceite y el vino eran tres ingredientes básicos en la alimentación de cualquier español del siglo xvi . Obviamente, la creciente población española al otro lado del océano demandaba vorazmente estos productos que no siempre podían ser satisfechos en la cantidad solicitada. Es decir, la demanda superó siempre con creces a la oferta, lo que provocó un aumento acelerado de los precios, tanto en las colonias como en la propia metrópoli. 20 Los intentos de adaptación en la isla del trigo, la vid y el olivo se pro- longaron a lo largo de buena parte del siglo xvi . Cristóbal Colón primero y posteriormente Nicolás de Ovando intentaron insistentemente su adaptación, pero no obtuvieron resultados positivos. Todavía en 1564 se achacaba su falta de producción al hecho de que los señores de ingenios ocupaban las mejores tierras para el cultivo de la caña, por lo que se obligó a estos a que reservasen una parte para sembrar cada uno media fanega de trigo. Las autoridades isle- ñas solicitaron durante todo el siglo xvi labradores castellanos o portugueses; sin embargo, todo resultó infructuoso porque el problema no era la falta de labradores ni el desinterés de los hacendados sino el propio clima. Por ello, a finales del siglo xvi pudo escribir José de Acosta que ni siquiera llevando labradores de Castilla era posible recoger cereales porque «no tiene remedio la cualidad de la tierra» . 21 Dado el fracaso de los cultivos propios del área mediterránea, los colonos se centraron en conseguir un adecuado abastecimiento desde la Península. Como ya hemos afirmado, en España la harina, el vino y el aceite eran productos de primera necesidad, pues constituían la base de la alimentación. Pero en la Española, al igual que en otros territorios ecuatoriales, tropicales y subtropicales se convertirán en auténticos productos de lujo. Un adorno de las clases privilegiadas, pues el vino y el pan otorgaban a sus consumidores un alto estatus no solo económico –por su elevado precio– sino también so- cial, por la vinculación al ritual cristiano de la última cena. Finalmente, las autoridades no tuvieron más remedio que renunciar a su cultivo y proceder a su importación. Sin embargo, en ningún momento fue posible satisfacer toda la demanda, debido a dos causas, fundamentalmente: Primero, no había en la Península capacidad suficiente para abastecer la creciente demanda colonial. Al formar parte de la dieta imprescindible de los

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