Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Otros sectores productivos y económicos 436 L a ganadería La unidad de explotación ganadera por antonomasia fue el hato, el cual dis- ponía al menos de una extensión de una legua a la redonda así como de un mí- nimo de dos millares de cabezas. Ya Cristóbal Colón en sus primeros viajes llevó cerdos desde la Gomera, además de una piara de ovejas, vacas y algunos caballos. A diferencia de lo que ocurrió con los productos agrícolas mediterráneos, que no se adaptaron al clima subtropical, el ganado sí lo hizo, reproduciéndose con gran facilidad. Ya a finales del siglo xv debieron aparecer manadas de animales montaraces. Sin embargo, fue Nicolás de Ovando el que percibió antes que nadie que, a falta de mantenimientos europeos, la carne debía convertirse en uno de los alimentos básicos. Por ello desde su arribada a la isla, esta experimentó un impor- tante descenso de precios, al favorecer desde el Hato Real la reproducción, hasta situar la oferta de carne por encima de la demanda. 40 No tardó en convertirse en uno de los primeros grandes propietarios, llegando a disponer de varias miles de cabezas de ganado vacuno, equino, bovino y porcino. En 1547 había vecinos de la isla, como Rodrigo de Bastidas, que poseían cabañas de 25,000 cabezas, mientras que otros muchos tenían entre 7,000 y 20,000. 41 La reproducción masiva terminó provocando grandes estragos en las plantaciones, haciendas y estancias; esta es la razón por la cual se prohibie- ron los hatos en un límite de una legua a la redonda de las explotaciones agrarias. 42 Pero, como ya hemos dicho, el daño no siempre lo provocaban los rebaños sino manadas salvajes de vacas, toros, équidos, ovejas, cerdos y hasta perros. Los propios ganaderos también se vieron afectados pues, dada su abundancia, el precio de la carne descendió tanto que casi los llevó a la rui- na. La Audiencia intentó remediarlo, estableciendo precios mínimos, pero no tardó en ser recriminada por la Corona. En su opinión los ganaderos podrían comercializar los cueros y el sebo, mientras que mantener alto el precio de la carne solo perjudicaría a los consumidores. 43 Los vecinos de la isla obtuvieron grandes beneficios en las primeras décadas, vendiendo ganados para la repoblación de otras islas antillanas y de Nueva España. Hasta mediados del siglo xvi era costumbre de todas las armadas conquistadoras o colonizadoras, recalar en Santo Domingo para proveerse de víveres y de animales vivos, especialmente de caballos. 44 En 1519 nos consta que Gil González Dávila cargó en la isla cuarenta caballos con destino a Tierra Firme, volviendo de nuevo cinco años después para em- barcar en esta ocasión medio centenar. 45 Por su parte, Hernán Cortés cuando partió de Cuba, en 1519, para la conquista de la confederación mexica tan
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