Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Otros sectores productivos y económicos 440 o boní, planta que abundaba en la isla, especialmente en la región de Higüey. Sus propiedades curativas fueron exaltadas como si de un elixir mágico se tratara, pues no solo cicatrizaba rápidamente las heridas, sino que calmaba el dolor de estómago, curaba catarros, dolores de hígado, hinchazones, dolor de muelas, etc. Incluso, usado con reiteración,»refresca mucho la complexión humana y no envejecen los hombres ». 56 Antonio de Villasante o de Villasanta, a mediados de los años veinte, pidió al Emperador la confirmación del monopolio que sobre la explotación del bál- samo le había concedido el segundo almirante Diego Colón. 57 En 1526 la Corona fijó los derechos de explotación por Villasante: obtendría la décima parte de lo que se sacara, siempre que dicha renta no excediese de 200,000 maravedíes. Sin embargo, debió parecerle muy poco al asentista, por lo que obtuvo una amplia- ción del privilegio en 1528, aumentando su participación al tercio, y la renta hasta un máximo de 8,000 ducados anuales, unos tres millones de maravedíes. La infraestructura creada por Villasante estaba muy clara: él fabricaba el bálsamo en Santo Domingo, consignándolo a dos mercaderes genoveses resi- dentes en Sevilla. Estos se encargaban no solo de la distribución sino también del marketing. Para ello, realizaban tres acciones: Primero, envasaban el pro- ducto en vasijas de distintos tamaños, dependiendo de la cantidad solicitada. Segundo, preparaban un impreso a modo de prospecto, que fue redactado por el doctor Morales, médico avecindado en Sevilla, en el que se explicaban tanto sus cualidades como la forma de uso. Y tercero, establecían obligaciones con cirujanos y mercaderes para que lo distribuyesen por los hospitales de Castilla. De hecho, los dos genoveses se concertaron con el maestre Juan de Peralta, cirujano, para que fuese «por Andalucía y otras partes a curar, vender y distribuir » el bálsamo. 58 En 1530 se aplicó experimentalmente en los siguientes hospitales: Cardenal de Toledo, Cardenal de Sevilla, Rey de Burgos, Santo Domingo de la Calzada, Santiago de Galicia, hospital Real de Granada y en la enfermería del monasterio de Guadalupe. 59 Igualmente hubo médicos en estos años que lo aplicaron con resultados al parecer exitosos, según se desprende de las fe- licitaciones que Carlos V les remitió. 60 El éxito fue tal que el 4 de abril de 1531 se expidió una nueva Real Cédula para que se enviase una muestra del licor a la propia corte. En cuanto a cifras concretas sabemos que hasta 1532Antonio de Villasante consignó al puerto de Sevilla a nombre de los genoveses Benito de Basinana y Franco Leardo 29,5 arrobas de licor puro de bálsamo, cifra a la que habría que unir el que se introdujo ilegalmente que, a juzgar por las numerosas quejas, debió igualar al menos la mencionada cantidad. 61

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