Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 45 De manera similar se replantean las manifestaciones culturales de los sectores dirigentes, en tanto que ilustran su existencia integral. En particular, ha de interesar la indagatoria acerca de su producción intelectual, dentro de la cual sobresalen las elaboraciones historiográficas, vehículo privilegiado para la reflexión acerca de la condición del colectivo dominicano. Algunos de estos temas no han sido todavía suficientemente examinados, por lo que los auto- res que tienen a su cargo los capítulos correspondientes están convocados a aportar contribuciones. En tal perspectiva, se ha acordado un peso intencional a los temas cultu- rales, algo no común en los esquemas de síntesis, sean tradicionales o actuales. Tal acento no conlleva una derivación culturalista, puesto que se aspira a una captación global del proceso histórico, dentro de la cual se precisa el abordaje de las relaciones económicas y sociales, aunque tampoco sin presuponer una postura determinista por necesidad. En una propuesta metodológica inno- vadora, la cultura deja de ser un terreno sofisticado de élites, y se ocupa de toda la producción simbólica del colectivo, por lo que tiende puentes hacia las relaciones sociales integrales. Dentro de los tópicos relevantes para la puesta en vigencia de nuevos conceptos epistemológicos acerca de la historia se encuentra el de lo femenino. La incorporación de la mujer al discurso histórico representa, de por sí, una variación de paradigma, por cuanto hasta hace poco tiempo se la consideró ente pasivo y carente de los atributos de sujeto de la historia, vista esta como privativa de los dominios políticos. Si bien es cierto que hasta hace poco la mujer no tomaba parte en actividades políticas comunes, no quiere decir que fuese un ausente de la historia o una figura social nula. De hecho, la concep- ción convencional excluyente, que identifica la historia con lo político, queda inhabilitada en el reclamo de historicidad, por cuanto deja fuera a la mitad del género humano. Hoy no es difícil argumentar que el trabajo hogareño, reservado en buena medida al género femenino, tiene igual importancia que el que se realiza fuera, para no considerar múltiples otras ocupaciones de la mujer. En consecuencia, se ha optado por incorporar capítulos dedicados al examen de la existencia social de la mujer, mientras que algunos aspectos de- ben ser recuperados en otros capítulos. Es el caso del examen de la esclava en la plantación, o del protagonismo femenino en las tareas educativas a partir de los años finales del siglo xix . Desde la primera mitad del siglo xx se plan- teó una reivindicación a favor de la participación femenina en espacios antes vedados. Todo un proceso interconectado de activismo social y elaboración intelectual se ha desarrollado en las últimas décadas, que no por reciente no deba ser objeto de representación.

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