Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 453 Finalmente, habría que incluir en este sector un buen número de merca- deres y comerciantes que estaban radicados en la capital. Muchos de ellos se dedicaban al comercio a gran escala con Sevilla, Portugal y las islas Canarias. Pero otros muchos estaban especializados en un comercio interinsular con otras islas antillanas y caribeñas, así como en un fructífero comercio con Tierra Firme. Hasta tal punto era así que el mantenimiento de la colonia es- pañola del Darién, en la actual Panamá, dependía para su supervivencia de los envíos de hombres y alimentos desde la Española. 105 Y por último, había otros mercaderes que se dedicaban a un no menos productivo intercambio con otras villas del interior de la isla. Estos últimos mandaban mercancías a través de maltrechos caminos, revendiéndolas a precio de oro a los aislados vecinos del interior. 106 En otros casos eran los propios productores de localida- des como San Juan de la Maguana, Santiago o Neiba, quienes se acercaban a Santo Domingo a vender barriles de carne fresca, de sebo y sobre todo quesos de vaca y de oveja. 107 En ese momento aprovechaban para comprar algunos productos europeos que tanto escaseaban en el interior. En general, en la Capital Primada la población activa se encontraba muy distribuida entre los tres sectores económicos: en torno al 20% trabajaba en el sector primario –agricultura, ganadería y actividades extractivas–, otro 20 o 25% al secundario –artesanos y trabajadores libres de los ingenios- y un 55 o 60% al sector servicios, incluyendo en él religiosos, juristas, soldados, funcionarios de la administración, educadores, criados, arrieros y comer- ciantes. Por tanto, podemos concluir que mientras en la isla dominaban las actividades relacionadas con el sector primario, en la capital, que funcionaba como una verdadera urbe, capital administrativa de todo el área antillana, la población se empleaba mayoritariamente en las actividades propias del sector terciario. M onopolio , comercio y contrabando La navegación en convoy –o en conserva , como se le denominaba usual- mente entonces– tenía una larga tradición en toda Europa. Fue ideada para minimizar los daños causados en caso de accidente o de avería y, sobre todo, para defenderse del bandidaje. De hecho, ya en las Cortes de Toledo de 1436 se recomendó que la navegación a Flandes se hiciese en pequeñas flotas para evitar así los daños que provocaban los corsarios. Desde los albores de la

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