Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

La esclavitud intensiva 474 El comercio negrero dio un giro inesperado a la economía de Sevilla y atrajo el interés de losmás variados sectores económicos de la ciudad andaluza. Ahora bien, la trata de esclavos no solo reactivó el negocio en la Bética, sino que creó las bases para el desarrollo de una empresa más ambiciosa, que trascendía los ámbitos locales para convertirse en una lucrativa actividad que incidía a uno y otro lado del Atlántico. En el momento que se inició el proceso colonizador, Sevilla era una sociedad en cuyo seno todavía persistían algunos rasgos esclavistas, pero limitados. Sin embargo, a raíz del expansionismo imperial el tráfico de seres humanos fue visto por algunos sectores como una fuente duradera de ingresos. Tuvieron que pasar varios años para que la monarquía asumiera el tráfico de esclavos negros como política oficial. Las primeras licencias otorgadas por los monarcas no formaban parte de ningún proyecto económico, sino que se trató de una medida tendente a solventar necesidades particulares e individuales de los primeros conquistadores. La Corona fue muy cauta al momento de permitir el tráfico de negros a las Indias, cautela que se acrecentaba cuanto mayor era el número de licencias solicitadas. Aunque en los inicios el tráfico de esclavos era destinado de manera exclusiva para ser utilizado en el servicio doméstico, estuvo controlado en todo momento por las autoridades de Castilla. Se puede suponer que los Reyes Católicos tardaron en hacer suyo este negocio debido a que no existían las condiciones para ello. En primer lugar, los residuos que quedaban del negocio esclavista estaban en manos de particulares. En segundo lugar, si bien es cierto que, como señala Antonio Domínguez Ortiz, la población esclava que para aquella época tenía Sevilla podía alcanzar los 15 mil herrados, no menos cierto es que esta mercancía era destinada para abastecer a las demás ciudades españolas. Finalmente, a partir del descubrimiento del Nuevo Continente se necesitaba un nuevo cuerpo doctrinal y una legislación que sustentara las nuevas prácticas que se iban a poner en ejecución en los territorios conquistados. 3 De ahí que, aun cuando las licencias otorgadas por la Corona para trasladar esclavos a las Indias estaban gravadas con un impuesto de 2 ducados cada una, medida que suponía importantes ingresos para el fisco, fueron concedidas libres de dicho gravamen hasta 1518. 4 Se sabe, por ejemplo, que el secretario Francisco de los Cobos recibió una licencia para pasar 50 esclavos a las Indias. En dicha licencia se le otorgaba la merced de poder pasar los herrados libres de cargas impositivas, no teniendo, por tanto, que pagar ningún derecho a la Casa de la Contratación. 5

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