Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Introducción: propósitos y perspectivas 50 cierto que la modernización que arrancó en las décadas postreras del siglo xix modificó este panorama, solo lo hizo de manera parcial. Aunque surgieron polos capitalistas y creció el peso de las ciudades y de los sectores sociales relacionados, el país siguió caracterizado por un campesinado disperso y de vocación independiente. Ni siquiera hubo espacio para el crecimiento de la clase media. Esta composición socio-demográfica apoyó el supuesto acerca de la inexistencia de clases sociales en el país hasta hace poco tiempo. Al igual que el contexto del atraso contribuía a afianzar los factores de integración socio-cultural, en continuidad con lo acontecido en los siglos xvii y xviii , la modernización volvió a potenciar mecanismos de diferenciación. Actuaron, por una parte, los flujos migratorios; mientras los árabes, hispano- americanos y europeos se sumaban al fortalecimiento de nociones ilustradas y de superioridad étnico-racial asociadas a su ubicación social en el país, los barloventinos y los haitianos engrosaron el proletariado y fueron excluidos de diversas maneras y plazos variables de la pertenencia al colectivo. Así pues, los flujos de inmigrantes y las ampliaciones de las clases bur- guesas accionaron para reciclar dinámicas de diferenciación y exclusión, tornadas en parte de los reflejos del sentido de modernidad. Desde luego, no fue este el único movimiento en el siglo recién transcurrido, pero no dejó de tener importancia. Hasta la fecha no ha cesado la coexistencia de factores de integración y diferenciación, hoy con bloques un tanto estancos de, por una parte, sectores altos y medios urbanos, y, de otra, el variopinto espectro de posiciones entre los sectores subalternos pobres o modestos. Estos procesos desiguales y contradictorios contribuyeron a potenciar la continuidad de nociones que en parte provenían de la colonia. Si bien no cabe duda de que en el siglo xix se produjeron discontinuidades cruciales que estuvieron detrás de la consolidación del pueblo dominicano, al mismo tiem- po, aun fuera con obligadas modificaciones, se perpetuaron componentes de los patrones culturales de la colonia, como cierta primacía de apreciaciones racialistas. Tales expresiones han estorbado la conformación de una comu- nidad más integrada, y forman parte hasta el presente de las características particulares del conglomerado. Se podrían aducir otros factores dentro de ciertos espacios temporales, como la creciente diferenciación económica entre regiones desde mediados del siglo xix . En cada una de ellas emergieron intereses particulares, a veces contradictorios entre sí. A pesar de los avances tecnológicos, la vida de las comunidades se desenvolvía, básicamente, en marcos locales, lo que cons- tituía otro factor contradictorio con la gestación de una dimensión nacional inclusiva. La patria chica podía ser la que prevaleciera, en lo fundamental,

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