Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 511 contador, y todos se denominaron conjuntamente como los oficiales reales. Se encargaban de recolectar los impuestos, retener la porción requerida para el mantenimiento de la burocracia local y enviar a España lo demás. La porción del Rey en el oro, perlas y lo proveniente de los impuestos se guardaban en el «Arca de las tres llaves». Esas llaves estaban en manos respectivamente del tesorero, del contador y el factor, de modo que tenía que haber unani- midad entre esos tres oficiales para ingresar y retirar los fondos de la Real Hacienda en la isla, lo que fue ordenado y regulado por una Real Cédula de 1528. Anualmente se realizaba un arqueo en presencia de oidores de la Real Audiencia, cuyo resultado se remitía al Real Consejo de Indias. El sistema impositivo medieval que aún se mantenía en España fue trasladado a América. Los impuestos principales, que recolectaban los oficiales reales, eran un arancel aduanero, llamado almojarifazgo que para Santo Domingo fue inicialmente del 12% ad valorem y que en 1561 se re- bajó al 7.5%; y la alcabala, un impuesto sobre venta de mercancías, del 2%. Mientras se extrajo oro, al Rey le tocaba el quinto, pero este renglón fue desapareciendo a medida que ese metal se extinguió a pocas décadas de la colonización. Los documentos notariales se redactaban en papeles espe- ciales con el sello del Rey y se vendían como un impuesto, llamado el de papel sellado, cuyo valor variaba según el monto envuelto en la operación. Según una costumbre medieval aún prevaleciente, la persona designada para un cargo remunerado en la burocracia colonial tenía que pagar al Rey una porción de su primer sueldo. Ese impuesto se llamaba media anata y, como su nombre lo indica, era igual al sueldo de medio año. Para algunos funcionarios ese pago era menor, de un mes, y se llamaba, por ende, mesada. Algunos cargos en la administración se conseguían mediante subasta al mejor postor, y quien conseguía uno tenía que pagar al fisco el monto acordado a plazos. Hubo otro impuesto, a veces extraordinario, para recolectar fondos en circunstancias especiales. Se llamaba sisa. En Santo Domingo hay constancia de que se recogió en el año 1572 para construir la muralla de la ciudad y en 1589 destinado a la construcción de caminos y fortalezas, destinadas a facilitar las operaciones militares que se tuvieron que desarrollar para la captura de esclavos negros e indios fugitivos. No debe dejar de mencionarse el diezmo, impuesto eclesiástico que reco- lectaba el gobernador a nombre del Rey, quien bajo el Real Patronato Indiano, era el delegado del Papa en todo lo relativo a la religión. Ese impuesto iba directamente a las arcas de la Corona española, que retenía dos novenas partes y el resto se destinaba al pago de los sueldos de los eclesiásticos, construcción
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