Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 525 diferencias económicas eran pocas y, por lo tanto, desdibujaban las fronteras entre una clase y otra. El hatero, aunque fuera blanco y descendiente de es- pañol, convivía con unos pocos peones y esclavos, en un ambiente de hecho igualitario. Los pocos soldados también convivían, en parecida pobreza, con sus oficiales. El cura párroco y el arzobispo tenían ambos magros ingresos y, por tanto, la común pobreza borraba las diferencias sociales y jurídicas. Se llegó así en cierta medida, a una igualdad, por lo menos en lo económico entre las clases sociales de Santo Domingo. Los que casi nunca pudieron romper su inferioridad social fueron los esclavos. Las múltiples leyes dictadas para sujetarlos a perpetua servidumbre hicieron casi imposible su ascenso social. La manumisión por testamento o por compra no fue muy frecuente y, aún así, no permitía el ascenso en la esca- la social, pues el negro libre continuaba en una situación muy inferior. Como es sabido, la mezcla entre blancos y negros en Santo Domingo, muy frecuente desde los primeros años de la colonización, produjo un nuevo grupo, el mula- to, que en caso de lograr salir de la esclavitud, conseguía poco ascenso social. Recuérdese que el hijo de una esclava negra y de un blanco libre continuaba con la condición de su madre, a menos que el padre le otorgara la libertad mediante la manumisión. Así vemos a una sociedad legalmente jerarquizada, con difícil ósmosis social, aunque la pobreza común acercaba, de hecho, a unos y otros. L as gravitaciones metropolitanas Ya se han visto los mecanismos de poder en la isla Española. A continua- ción se analizan aquellos que, desde la Península, dirigían y controlaban los órganos locales. Como se señaló, fue intención permanente de la Corona Española no dejar ningún organismo o poder fuera de su control, fuese directa o indi- rectamente. A las instituciones locales se les dieron poderes restringidos y siempre revocables. Esos organismos debían controlarse entre sí, de modo que no hubiera excesos y posibles autonomías en las diferentes colonias. Pero, además, se crearon instituciones para asegurar que en España se supiera todo lo que ocurría, se cobrasen todos los impuestos y se repararan los excesos o las transgresiones y, en fin, que hubiera un control total en el tope de la administración colonial.

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