Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 533 de Santo Domingo, Rodrigo de Bastidas (sobrino del obispo de ese mismo nombre) de que se le reconociera el derecho de tener voz y voto en el Cabildo de esa ciudad, como era costumbre antigua, y que no se le quería reconocer. 24 L a aplicación de las L eyes de I ndias A medida que pasaban los años y crecía el imperio español en América se complicaba más su administración. Tras las primeras décadas del siglo xvi se fueron incorporando a la Corona las extensas regiones que fueron divididas en dos Virreinatos, primero el de Nueva España, con capital en la ciudad de México, establecido en 1536, y luego el de Perú, cuya sede fue Lima. En sentido general, se puede decir que el primero abarcaba todos los territorios españoles en Norte y Centroamérica y las Antillas, mientras que el de Perú cubría toda América del Sur. En el siglo xviii el virreinato de Perú fue dividido en dos: los virreinatos de Nueva Granada, con capital en Bogotá, establecido en 1700, y el de Río de la Plata, cuya capital fue Buenos Aires, fundado en 1776. En cada uno de esos virreinatos existían capitanías generales. Santo Domingo pasó a ser una, y sus vínculos directos con España, hizo que en lo administrativo no dependiera del Virrey en México. En el auge del imperio español, su Rey dominaba casi todo el continente americano, pues sus posesiones en Norteamérica incluían muchas comarcas que ahora pertenecen a Estados Unidos, como son los actuales estados de California, Arizona, Nuevo México, Colorado, Nevada, Florida y parte de Louisiana. Gobernar estos enormes territorios, que poseían en su totalidad más población que la propia España, no fue tarea fácil; sin embargo, la eficacia que se logró queda probada por el hecho de que se mantuvieron unidos y obedientes a la monarquía por más de trescientos años. Para la enorme burocracia que requería el gobierno de ese imperio, España tuvo que crear una serie de leyes, que abarcaban todo: gobierno, mo- ral, religión, finanzas, sanidad, agricultura, minería, cultura, tierras, comer- cio, navegación, los indios y los negros, etc. Se fueron dictando reales cédulas, pragmáticas, ordenanzas, provisiones y otras disposiciones emanadas del Rey, del Real Consejo, de la Casa de Contratación, del gobernador, de la Real Audiencia y de los Cabildos. Es de imaginarse la profusión de disposiciones,
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