Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

La Iglesia y las manifestaciones religiosas 554 pesos de oro que les pagaba el comendador Francisco de Bobadilla. Ovando aumentó 60 pesos. 21 Como se verá más adelante, transcurrieron aproximadamente veinte años de inactividad desde que se otorgaron las primeras bulas de constitución del obispado hasta que se concedieron tanto el derecho del Real Patronato como el nombramiento de Fray García de Padilla como obispo de la Metropolitana de Santo Domingo. A pesar de ello, los logros obtenidos por la Iglesia de la Española no hubiesen sido posibles a no ser por las contradicciones que se dieron entre una parte de los clérigos, particularmente los religiosos de la orden de los Dominicos, y la élite gobernante insular. El punto culminante de estas contradicciones se dio a raíz del famoso Sermón de Montesino, en diciembre de 1511, en el que denunciaba los malos tratos dados por los encomenderos a la población nativa. L as primeras órdenes religiosas En su segundo viaje a los territorios descubiertos, el almirante Cristóbal Colón llevó entre su comitiva un grupo de 12 clérigos pertenecientes a diferentes órdenes religiosas. Esta delegación estuvo encabezada por Bernardo de Boil, nombrado vicario apostólico por el papa Alejandro VI. El padre Boil celebró la primera misa del Nuevo Mundo el 6 de enero de 1494. Para tan significativo acto, el fraile se hizo acompañar por los demás miembros de las órdenes religiosas. Entre estos se contaban el franciscano Rodrigo Pérez y los legos Juan de Leudelle, Juan Tisín y Juan Pérez, también pertenecientes a la orden de San Francisco. Solo los dos últimos se quedaron haciendo labor misional en la colonia, junto al lego de la orden de los Jerónimos, Fray Ramón Pané. El resto de los religiosos regresó a España en 1499 para pedir más ayuda misional al arzobispo de Toledo, Francisco Jiménez de Cisneros. 22 En 1500 llegaría a la isla otra expedición de misioneros, que incluía cinco sacerdotes franciscanos. Esta vez la delegación llegó acompañando al gobernador Francisco de Bobadilla. Entre esos religiosos se destacaba Fray Francisco Ruiz, mayordomo del cardenal Cisneros, además de Juan de Robles, Juan de Trasierra, Juan de Leudelle y Fray Juan Tisín. Los dos últimos ya habían estado en la colonia y regresaron a la Península para promover el reclutamiento de más religiosos para realizar labores misionales. El capellán de este contingente fue el benedictino Fray Alonso del Viso. 23

RkJQdWJsaXNoZXIy MzI0Njc3